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Observa su mano con su esencia regada por ahí, se dirige al baño de inmediato y lava esta lo suficiente como para poder usar su celular de vuelta, al salir coloca su ropa interior y se lanza de nuevo a la cama, volviendo a la videollamada con Wooyoung.
— ¿A dónde has ido? — le cuestiona, en cuanto logra visualizarlo de nuevo frente a la cámara.
— A lavarme, he dejado un desastre por aquí, ¡Tú tienes la culpa, hyung! — lo siguiente que escucha es la sonora carcajada que Wooyoung deja salir, riendo mientras imagina una ligera imagen del semen del menor por todas partes. Quizá, y el sexo por videollamada no era tan malo después de todo.
— Oh... debo irme, Soojin ha vuelto con las cosas para la cena — y sin querer, siente su rostro tornarse triste, no quiere que Wooyoung se largue con ella, quiere tenerlo aquí y con él siempre, ¿Es mucho pedir? — Te llamo mañana, ¿De acuerdo? No hagas cochinadas sin que yo esté presente, bebé.
Sonríe, mientras asiente levemente. No, no haría nada sin Wooyoung. Pero pensar en que Wooyoung sí podría hacer algo con Soojin le provoca un vacío enorme en el estómago y le repugna.
Deja su celular cargando mientras sale de su habitación y va a la cocina. Pensar en ello de repente le ha retirado todo rastro de hambre, haciendo que se sienta angustiado o quizá hasta asqueado. Por Dios, Wooyoung no se estaría follando a su esposa luego de haber tenido cibersexo con él, ¿Verdad?
Oh, por favor... es su esposa, sería raro si no lo hiciera.
Su voz interior se encarga de repetirle, una y otra vez, que Jung Wooyoung, su querido y amado chico, está casado, y seguramente esté disfrutando de un doble sexo en estos momentos. ¿Y él? Él solo ha dejado la comida recalentada dentro del microondas y se ha largado a llorar.
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— ...Entonces Changkyun comenzó a llorar... ¡Pero horriblemente mal! San, no tienes idea de lo tortuoso que es escucharlo llorar, cómo aguantaste, ¿eh? Yo quería golpearlo o noquearlo para que se callara, es demasiado molesto.... — del otro lado de la línea, yace Minhyuk, colocándole mil y una quejas sobre el cuido del pequeño Im. San solo atina a sonreír y negar mientras lo hace, pidiéndole al chico que tan solo le tenga paciencia, que luego, se acostumbraría a escucharlo llorar... como si eso fuera algo bueno en particular. — Creo que me detesta, San, tú lo has cuidado desde que vino, no me sorprende que no me quiera a mí o a Chae...
