Aidan
Desperté con un terrible dolor de cabeza en una cama que no conocía, en una casa que no conocía y con el corazón destrozado. A pesar de haber sido secuestrado no estaba atado, ni me estaban golpeando o torturando, estaba en una suave y cómoda cama, en una habitación completamente sola.
Me incorporé en la cama y revisé los bolsillos de mi pantalón en busca de mi teléfono, no estaba. Busqué con la mirada en la habitación algo que me sirviera como arma, no había nada útil, pero ahora debía aprovechar la situación, estaba solo y era la oportunidad perfecta para escapar.
Me levanté cuidando no hacer ni el más mínimo ruido, abrí la puerta y me cercioré de que no hubiera nadie cerca. Vi una puerta a unos cuantos metros de distancia, corrí silenciosamente y con el corazón latiendo como loco en mi pecho hasta dicha puerta.
Abrí la puerta y me asomé, la habitación era una biblioteca, y de no ser porque escuché pasos acercándose habría buscado otro lugar, pero no tenía tiempo, entré a la biblioteca y cerré la puerta con mucho cuidado. Dentro de la habitación había una gran ventana que iba desde el piso hasta el techo, una vía de escape. Corrí hasta la ventana e intenté abrirla, pero no se movía pese al gran esfuerzo que hacía, probablemente estaba cerrada con algún tipo de llave, seguí intentando abrir la ventana en un intento desesperado de huir, pero cuando escuché pasos que se dirigían hacia mi, un escalofrío recorrió mi espalda; giré la cabeza lentamente cuando escuché el chirrido de la puerta, por está entró un hombre alto de cabello negro y tez clara. Sus ojos azules se posaron directamente sobre mi, su mirada no transmitía odio, ni enojo, no transmitía nada. El hombre caminó hacia mi y abrió la boca con la intención de hablarme.
—No te preocupes, no voy a hacerte daño…— comenzó.
—Lastima,— dije —yo sí.
El hombre me vio confundido, pero la incertidumbre le duró poco, pues con un ágil movimiento tiré al hombre, que soltó un alarido de dolor cuando su cuerpo golpeó contra el suelo, y mientras yo tomaba su arma y salía corriendo de la habitación él gritó un nombre.
Corrí hacia donde escuché más silencio, terminé saliendo a un patio trasero muy poco iluminado. Di un respingo y corrí otro poco cuando escuché pasos y voces acercándose, pero por lo oscuro que estaba tropecé con una silla, el estruendo sumado al gemido de dolor que salió de mi boca reveló mi ubicación, y supe que así fue porque inmediatamente salieron un par de personas a la par de que el patio se iluminaba significativamente.
—Tranquilízate,— llamó el hombre al que había tirado —mi intención no es hacerte daño, solo tengo… negocios que atender con el líder de Vorzdovac, y eres su persona preciada.
—Pierdes tu tiempo,— brame enojado —para el soy tan desechable como un pañuelo.
—Tu nombre es Aidan, ¿no?
Asentí, era claro que no iba a secuestrar a una persona sin antes investigarla. Hasta para secuestrar a alguien hay que hacer una investigación previa.
—Mi nombre es Carlysle Crawford— se presentó amablemente el hombre intentando acercarse para ayudarme a levantar, pero reaccioné y me levanté solo mientras le apuntaba con el arma que le había quitado. Los hombres que estaban detrás suyo me apuntaron.
—Mucho gusto, Carlysle.— dije con cierto toque burlón —¿Dónde estamos?— pregunté con cautela.
—En mi casa, ¿quieres conocerla?— propuso.
ESTÁS LEYENDO
La Sacra Corona
Teen FictionHistoria BL (chico X chico) Aidan es un chico que mantiene una feliz relación con su novio William Beck, el líder de la segunda mafia más poderosa de Italia. Sin embargo el día de su cuarto aniversario descubre una desgarradora verdad. Desolado, esc...