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Aidan

Luego de la “noche de chicas” con Cyra en su casa volví a mi departamento para pasar el día limpiando .

Me despedí de Cyra con la promesa de hacer el siguiente mes otra “noche de chicas” en mi casa con pizza y cerveza, sin olvidarnos de toda la lista de productos de cuidado personal que incluían esas reuniones.

Llegué a casa luego de desayunar con Cyra, llegué con la idea de limpiar, me preparé con algunas bebidas y me puse ropa cómoda; empecé a limpiar desde aproximadamente las 9 a.m.

Era aproximadamente medio día, había avanzado tanto que ya casi terminaba de limpiar cuando, sin previo aviso, alguien tocó la puerta.
Extrañado me levanté de mi lugar en el suelo y fui a abrir, encontrándome con William.

—Hola— saludó Will.

—H-hola, ¿qué haces aquí?— pregunté.

—Te llegó esto a mi casa— indicó señalando una pesada caja que cargaba.

—Uh… no recuerdo pedir nada pero… pasa— invité haciéndome a un lado para que Will pasara.

William entró y dejó la caja sobre la encimera de la cocina, en cuanto dejó la caja se estiró, librando su cuerpo del entumecimiento; el impulso de abrazarlo por la espalda y aferrarme a su cuerpo cruzó por mi mente, y aunque me dije que no debía hacerlo mi cuerpo se movió de forma automática, y solo logré reaccionar cuando ya estaba muy cerca de Will, cuando mis manos estaban a punto de tocarlo, en eso, Will se giró y se dio cuenta de lo que intentaba hacer, exaltado di un paso hacia atrás, torciéndome el tobillo en el proceso y, justo cuando iba a caer, Will me atrapó justo a tiempo, antes de caer.

—¿¡Qué haces!?— inquirió Will preocupado —¿Te lastimaste? ¿Estás bien?

—E-estoy bien, lo siento, sabes que soy bastante torpe— respondí avergonzado sin verlo a los ojos.

—¿Estás seguro?

—Si, solo fue un… un impulso.

—Está bien— respondió Will no muy seguro, enderezándome y luego soltándome con cuidado para asegurarse de que podía estar en pie.

—Te decía,— hablé para cambiar de tema —no recuerdo haber pedido nada, ¿seguro que no es tuyo?

—¿Cómo toda la colección de Harry Potter va a ser mía?— preguntó con gracia, haciéndome reír y al mismo tiempo avergonzándome —Digo, no solo está Harry Potter, hay por lo menos otras tres sagas en la caja.

—Entonces puede que si sea mío…— reconocí acercándome a la caja para abrirla —¿Ya la habías abierto?— pregunté cuando noté que el sello de la paquetería estaba roto.

—Si, me disculpo por eso, pero no sabía que era, estaba a mi nombre y, bueno, lo abrí para saber que era.

—Y encontraste muchos libros…— completé mientras revisaba el estado en el que estaban los libros.

—Así es, digo, eres el único que usa mi tarjeta para comprar esa cantidad loca de libros…— comentó Will —Seguro leerás todo eso antes de que termine el año.

La Sacra CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora