CAPITULO 4

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SOPHIE

Recopilo los últimos acontecimientos que pasé en los últimos años escolares: tranquilidad, risas, y que los profesores me felicitaran por mi buena conducta, y ahora no llevo ni medio año y ya estoy en un lío, uno en el que me involucro con dos hombres, el primero; mi mejor amigo y el segundo apenas lo conozco.

Mi alarma suena y la desactivo de inmediato. Me pongo mis zapatos, cojo una toalla y mis cremas para el cabello, entro a la ducha y ya hay chicas hablando entre sí, otras que apenas pueden abrir los ojos y yo; que busco a Emma pero no lo encuentro, eso solo significa una cosa.

Se quedó dormida.

Dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo y cabello, que las gotas se deslicen por mi rostro y el aroma del jabón se mezcle con el aire a mí alrededor. Los murmullos se dejan de escuchar cuando solo estamos el agua y yo junto con mis recuerdos de anoche, el acercamiento... mi corazón vuelve a latir con tan solo recordarlo, una sonrisa estúpida se me forma inconscientemente.

Pero el idiota tenía que arruinarlo al acusarme falsamente. No entiendo porque hizo eso, intimidarme y ponerme nerviosa, para que luego me aviente al agua con tiburones.

Salgo de la ducha cubierta por la toalla, ahora ese recuerdo ya me arruino mi mañana, encima tengo que ir con la tutora.

Entro a mi habitación y veo el desorden de mi cama, la acomodo y me seco el cabello, pongo un poco de música mientras me cambio. Salgo de mi habitación y veo a Emma saliendo del suyo, me manda un beso volado y yo hago la que lo atrapa llevándolo a mi corazón.

Son las 7 y en vez de ir a comer como es de costumbre, me dirijo al salón en donde se encuentra mi tutora, está afuera de su oficina conversando con una maestra, me mira y termina su conversación, me hace una seña de que la siga.

Espero que se encuentre más calmada, me siento frente a su escritorio y ella me mira esperando que hable.

—Quería disculparme —comienzo— no debí salir a esa hora ni tampoco encontrarme con alguien de mi sexo opuesto. —mueve su cabeza de arriba hacia abajo, sus manos juntas caen en la mesa.

—Muy bien, eso es lo primero que debiste hacer. No es bueno estar a solas con un hombre y menos a tu edad.

Asiento.

—Es la primera vez que te veo en esta situación —continúa— no sé si ya lo habías hecho antes y no lo supe, pero por esta vez no le avisaré a tu abuela —suelto un gran suspiro.

—Muchas gracias.

—Otra vez que te vea en estas cosas, va a ver consecuencias y mucho. —me advierte y asiento.

—Si no se preocupe, además conoce a Jacob y sabe que somos amigos desde hace mucho.

—Ahorita debe estar hablando con su tutor —me avisa— pero si, en eso tienes razón, pero no solo estaban los dos, también estaba el alumno Smith —me recuerda— y por lo que vi según su expediente, sería bueno que te alejes de los problemas Sophie, no es bueno para tu salud emocional y los sabes.

¿Qué tiene que ver Jackson, con los problemas?

—Entiendo... voy alejarme de él si es lo que quiere.

—No te quiero alejar de nadie Sophie, al fin al cabo son compañeros de estudio, solo evita acercarte a él. —Me aconseja.

Me despido y le agradezco por no avisarle a mi abuela y hacer un mayor problema, ya no me alcanza a desayunar así que corro hacia mi salón. Visualizo a Emma que está en una llamada, Jacob está en una esquina conversando con sus amigos y yo tomo asiento junto a Emma que ni se da cuenta de que llegue ya que esta con el teléfono.

¿Ella sabrá que sangramos igual?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora