Capítulo 23

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A la mañana siguiente, no le dije a nadie lo que vi en la carretera. Primeramente, porque estaba segura que no fue una persona cualquiera, sino un Renegado. Y a las únicas personas que podía decírselo, seguro no les interesaba en lo absoluto. No cuando ya no formaba parte de su clan.

Por eso, cuando los vi en la escuela, ni siquiera se los mencioné y traté de evitarlos lo más que pude. Sin embargo, en algunas clases, noté la mirada inquisitiva de Adonis. Él sabía que había pasado algo. Aún así, no se acercó ni intentó hablarme. Cosa que agradecí enormemente, pues no tenía ganas de lidiar con sus comentarios estúpidos.

Al terminar las clases, volví a casa y más tarde, Liv pasó por mí para dirigirnos a la casa de Emma y tener nuestra supuesta “pijamada”. Aunque quisiera negarlo, me animaba la idea de escaparnos a un pueblo del que no conocíamos absolutamente nada. ¿Era consciente de los peligros? Claro que sí. ¿Lo haría igual? Por supuesto.

Asistimos al partido de baloncesto y reconocí sin problemas a Caín y Akira entre los miembros del equipo contrario. Estuvimos viéndolos correr de un lado a otro, botando la pelota y encestando múltiples veces. Y aunque no entendía mucho del deporte, no tenía que ser profesional para darme cuenta de que su equipo era realmente bueno.

Y como era de esperarse, ganaron.

Arplewood: 67
Nirewood: 34

Qué humillación.

Mientras que el equipo de Nirewood y sus seguidores se retiraban a la fiesta para subir los ánimos, nosotras seguimos a Caín y Akira, yendo con dirección a Arplewood.

Durante el viaje, me di cuenta que ambos eran muy agradables y hasta me sentí a gusto mientras los escuchaba cantar canciones de Bad Bunny. Quizás, incluso, canté unas cuantas canciones con ellos. Cosa que jamás voy a admitir en voz alta porque arruinaría mi reputación.

Cuando vi el letrero de «Bienvenidos a Arplewood» sentí la adrenalina llenando mi sistema. El pueblo tenía una vibra muy cálida y pintoresca, a diferencia de Nirewood. La mayoría de las casas lucían antiguas, pero resaltaban por sus colores vivos y muchas de ellas tenían jardines enormes, llenos de flores y árboles frutales.

Las chicas y yo estábamos maravilladas, jamás habíamos visto un lugar tan vivo. Hasta que Akira giró en una desviación y el bosque se hizo presente a nuestra derecha. Mis sentidos se alertaron, casi al instante, por inercia. Emma y Liv se removieron con incomodidad, pero continuaron cantando junto a ellos. En cambio, yo no pude despegar mi vista de los árboles que pasaban con rapidez mientras avanzábamos.

Por fuera, lucía igual que el bosque de Nirewood. Sin embargo, si prestabas atención, dentro podías notar la neblina haciéndose paso entre la copa de los árboles, e incluso, en zonas bajas. Lucía como una película de terror.

Sin embargo, me obligué a desviar la vista y concentrarme en mi diversión. Al menos, agradecí que la fiesta no fuese cerca del bosque. No podría haber estado tranquila. Cuando llegamos al lugar, la noche estaba comenzando a caer y la fiesta parecía estar en su auge.

La música resonaba en toda la avenida y la gente estaba dispersada entre el interior de la casa, el jardín trasero y la piscina que se encontraba en este último. El clima estaba lo suficientemente frío para pensar en que esas personas estaban locas al estar allí dentro.

—Tiene calefacción —Caín comentó, divertido al ver mi reacción.

Bueno, eso tiene sentido.

Al entrar, la multitud vitoreó la presencia de los chicos y estos sonrieron, como todas unas estrellas deportivas. Nos presentaron a unas cuantas personas y después de un rato, comenzamos a entrar en ambiente.

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