Capítulo 58

50 3 0
                                    

Ian maneja como loco por las calles de Nirewood mientras el cuerpo inconsciente de Kilian se menea de un lado al otro en el asiento de atrás, impidiendo que pueda encontrar la raíz de su desmayo.

A simple vista, no parece tener heridas profundas, sin embargo, su aura es extraña. Fluye con normalidad, pero parece desvanecerse, incluso luce pálida, sin color. No estoy segura que ese sea su color natural.

Si tan solo tuviera el ojo clínico de Adonis...

Ian frena el auto de golpe al llegar a su casa y ambos bajamos con rapidez. Pone a Kilian sobre su hombro, como si no pesara absolutamente nada y caminamos en dirección a la puerta.

Antes de que siquiera lleguemos, esta se abre de golpe y Adonis aparece en el umbral luciendo alerta. Le pasa por un lado a Ian, ignorando por completo a Kilian inconsciente sobre su hombro, y se detiene frente a mí, tomándome por los antebrazos y analizándome de pies a cabeza.

—¿Estás bien?

Asiento y su cuerpo entero se relaja. Me toma de la mano y seguimos a Ian al interior de la casa.

—¿Qué mierda pasó? —Nis cuestiona cuando Ian deposita el cuerpo de Kilian en el sofá.

—Los Renegados están atacando a los Ancianos —Ian responde de golpe.

La sorpresa es evidente en el rostro de Adonis y maldice en voz baja.

—¿Cómo lo saben?

—Kilian nos lo dijo antes de que se desmayara —Ian suspira, llevándose ambas manos al rostro y frotándolas en señal de estrés.

Es entonces cuando Nis dirige su atención hacia Kilian. No, lo observa. Su mirada discurre por su cuerpo, analizándolo de pies a cabeza, lentamente y con total atención.

—Serás idiota —le dice, negando con la cabeza. Toma el cuello de su camisa y la rompe en dos, dejando su pecho y abdomen bien trabajados al descubierto; moretones y rasguños recientes cubren su piel, además de cicatrices de todo tamaño que deben ser de peleas a las que se ha enfrentado a lo largo de su vida.—. Nunca aprendes —murmura.

Antes de que pueda preguntar, siento la presencia de Dian bajando las escaleras y todos nos giramos hacia allá en el momento que llega al último escalón y se detiene abruptamente. Su expresión es de desconcierto total y su aura pasa de ser densa como la niebla a ondear con violencia a su alrededor, como un tornado.

Se acerca a grandes zancadas y empuja a Adonis, obligándolo a guardar distancia de Kilian. Este la mira con confusión y abre la boca para decir algo, pero Dian no le da oportunidad y lo interrumpe:

—¡¿Qué le hicieron?! —brama, totalmente furiosa.

No puedo evitar la sorpresa en mi rostro. Jamás la había visto tan enojada.

Nis frunce el ceño, tensando la mandíbula y antes de que pelee con ella, intervengo.

—Nosotros no le hicimos nada, Dian —digo en un tono apacible—. Lo encontramos así. Nos avisó que los Renegados estaban atacando a los Ancianos y se desmayó.

Desvía la mirada hacia mí, analizando la veracidad de mis palabras y luego dirige su atención hacia Kilian, cayendo de rodillas a su lado. El cuerpo de Dian comienza a temblar. Temblar de verdad. Su respiración se vuelve inestable y lleva ambas manos a las mejillas de Kilian, acunando su rostro.

—N-Nis —su voz es un hilo tembloroso—. Haz algo. Por favor. Haz algo.

Veo su manzana de Adán moverse cuando traga saliva y analiza el cuerpo inconsciente de Kilian.

NirewoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora