Zara y su Buen Corazón

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Nuestra llegada a París fue de lo más particular. No sólo fue Zara con su extraño comportamiento ante Nadine-asunto en el cual debía profundizar-, ni los recuerdos de hacia tres años que albergaba aquella ciudad sino también las absurdas cosas que estaban pasando en casa de mi esposa y ya por no mencionar lo infeliz que me sentí cuando ella me confesó que lo había pasado demasiado mal cuando me conoció. No en vano, había sido a través de un secuestro que yo no pude evitar. Tener eso en el recuerdo de mi corazón era duro y poco agradable. Aún más a sabiendas del gran corazón que mi mujer tenía. Llegando incluso a pedirme que ayudase al novio de su hermana-ex vendedor de marihuana-. El corazón le ganaba muchas veces a su mente y eso, era lo que más me gustaba de ella. Aunque en este caso y, a pesar de querer hacer todo lo posible por Mathieu y Belle, debía ser yo quien actuase con precaución si no quería acabar enfadado con toda mi familia política y el asunto merecía premura. Quería que estuviese resuelto para nuestra vuelta a Qatar pero también quería arreglar mis propios negocios con la naviera así que pensé en decirle a Zara de quedarnos un par de semanas más en París pero justo cuando tenía previsto decírselo, Fabio apareció en el bar donde me encontraba con ella para decir una serie de improperios fuera de serie. Odiaba a Zara, yo lo sabía pero también le había dado un ultimátum hacia no más de dos meses en el que le pedía respeto por mí mujer. Después llegó aquella extraña carta a Doha que apenas llegué a leer. Le pedí a Nadine que se deshiciese de ella lo más pronto posible. Ya Zara había sospechado de mi inclinación sexual la noche de bodas y no era bueno seguir alimentando su imaginación en aquel tema. Ya bastante disgustos nos había costado. La culpa había sido mía, por supuesto. Tan difícil sería haberle dicho que Fabio me había besado cuando éramos adolescentes? Tan difícil hubiese sido decirle que mi padre nos abandonó porque se fugó con la madre de Fabio? Justo después de ver a su hijo dándome un beso? Para mí había sido lo más frustrante de mi vida, el día en que más vergüenza había pasado y sin embargo, seguía hablándole. Por amistad o compasión. No lo tenía muy claro.

-Fabio, creí decirte que dejases de meterte con mi mujer. Ella no me mete en problemas. Tú me estás incomodado.

-Incomodando? Nunca te molesté hasta que no apareció esta furcia en tu vida.

-Te ocupaste, Fabio, de fastidiarme todas y cada una de mis relaciones de pareja por tu obcecado enamoramiento hacia a mí pero jamás te voy a permitir que te interpongas entre Zara y yo y mucho menos que la insultes en mi presencia.

-Pierre, cielo-me dijo Zara dulcemente-quizás debamos irnos. No ha sido buena idea venir aquí.

-Por qué temes que tú marido se vaya conmigo, puta?.

Después de esa frase, el tiempo se aceleró. Zara le dió un tortazo a Fabio en toda la cara, con tanta gana, que creo que me dolió de sólo escucharlo; Fabio trató de tirarle de los pelos y al final, fui a calmar a mí mujer mientras Nadine, aparecido de la nada, sujetaba a Fabio mientras los guardas de seguridad aparecían.

Sí que estaba siendo extraño el viaje y eso que había llevado a mí mujer al lugar más apartado y menos transitado de todo París. Mejor desayunar qué tomar copas no??

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora