Traición

Capítulo Dieciocho. Nadine y mi Soledad

-Buena persona? Me pone de los nervios gastando bromas en momentos delicados, me fastidia los polvos con mi marido y por si fuera poco, trata de seducirme a tus espaldas? Buena persona? Realmente confías en él?

La mirada de Pierre se encendió con mis palabras y su objetivo principal era Nadine. Qué has hecho , Zara?

Pierre se levantó de la mesa y se dirigió hacia donde yo hacía pocos segundos me había dirigido: a estrangular a Nadine.

-Te elijo como mano de derecha en mis negocios, te dejo mi casa, tienes acceso a todas mis cuentas y te vas a meter con lo qué más quiero? Con mi mujer?

La cara de Nadine sólo albergaba una expresión y no era otra que horror. Mi marido era una dulce y bella persona conmigo y con sus seres queridos pero algo me dijo en ese momento, que en los negocios todos debían conocer su mala leche o al menos Nadine la conocía.

Nadine podía ser odioso a veces-la mayor parte del tiempo-pero en aquel momento, sentí compasión por él. Todos nos merecíamos la oportunidad de la redención y yo se la estaba negando a aquel hombre sólo por mi propio ego, por saber en mi interior que realmente me parecía atractivo y me seducía y no querer asimilarlo. Se merecía una paliza y que su carrera fuese destrozada sólo por mi incapacidad para aceptar las cosas que me pasaban? Evidentemente, no.

-Vaya! Parece qué te he pagado con la misma moneda, Nadine-dije en voz alta antes de que Pierre llegase a su cuello-

-No te metas, Zara-habló Pierre-este individuo se merece un castigo. Por algo decía yo que no querías estar en la misma casa con él, que no querías que viniese a París....

-Tu socio es un estúpido, no lo soporto. La broma que me ha gastado sirve para ilustrar el porqué de mi falta de afecto hacia él pero ahora mismo solo quería gastarle una broma, que supiese lo mal que se pasa. Eso es todo, Pierre.

Mi marido se giró hacia mí y me miró a los ojos buscando en ellos una verdad que no había pero aún así me creyó. Se alejó de Nadine, se sentó en la mesa, bebió un largo trago de vino y después habló.

-Te importa dejarnos un momento a solas, Nadine?

-No hay problema-contestó aún sudoroso-

Esperó el tiempo de rigor para que Nadine se alejase y tras servirse otra copa de vino, empezó a echarme la bronca del siglo

-Sé perfectamente que la broma de Nadine no fue correcta, que te hizo sentir mal, se del amor que te une a tu hermana porque ese amor fue el único amor que pudo traerte hacia mí pero he estado de pegar al mejor hombre que tengo en mi equipo, he estado a punto de despedirlo y arruinarle la carrera y hasta la vida por una broma infantil, Zara! Sabes? Mi madre siempre me dijo es mejor evitar hacer las cosas que a ti te molestan a los demás. Y tú, sin embargo, lo has hecho. Lo único que se me ocurre para justificar lo que has hecho es que lo has dicho sea verdad y que sólo estés tratando de defender a Nadine. De lo contrario, me sentiré defraudado

Lo miré con los ojos vidriosos. Vale. Estaba defendiendo a Nadine, lo que había dicho era cierto pero prefería quedar como una inmadura antes de que Pierre le partiera la cara a Nadine-aunque me cayese mal y me resultase agradable quitármelo de en medio-

-Entonces, qué es lo que pasa, Zara?

-Sólo bromeaba. Tienes razón, me he pasado.

-Me gustaría tener que evitar este tipo de disgustos en el futuro. Iré a buscar a Nadine para pedirle disculpas

Y allí me quedé. Disgustada, enfadada, sin saber nada de lo que realmente habían investigado sobre Mathieu y viendo un desfile de platillos que circulaban delante mía sin ninguna gana de comer nada.

Después, la noche y los días y las noches siguientes fueron muy distantes entre Pierre y yo. En tres días, sólo me habló para decirme que Mathieu podría quedarse en su casa, que lo único extraño que habían visto en su comportamiento era que circulaba mucho por el barrio de Pierre. Yo sabía porque, investigaba a Nadine. Cómo no quería más problemas, le dije que cesase la investigación. De seguirlo viendo tras la pista de Nadine, podría ir en su contra. Una vez servía pero no más. De todos modos, ahora vivía con el socio de mi marido. Mejor en la boca del lobo.

Un día que fuimos a visitarlo, mi hermana y yo, me comentó que ya había dado con el paradero de Fabio. Lo habían visto rondando en varios bares-no muy lejos de mi casa-borracho como una cuba y bastante agresivo. Aquello me dió miedo, mucho miedo y cuando él se retiró junto a mi hermana, fui al cuarto de Pierre, nuestro cuarto a llorar. Estaba asustada y mi esposo no estaba conmigo para consolarme, para decirme que no temiese, que nada malo iba a pasar. Sabía que teníamos seguridad pero también sabía que necesitaba que alguien me dijese que todo iba a ir bien y ese alguien, era él.

-Zara?-alguien me llamó a través de la puerta-.

-Nadine?

-Vivo aquí-sonrió- puedo pasar?

-Supongo.

Entró y se sentó a los pies de la cama para hablar conmigo. Quería hablar con alguien pero no con Nadine precisamente.

-Es esto por Pierre? Últimamente está de un humor de perros y creo entender el porqué

-Sí, es por Pierre, por su puñetero amante loco y por qué ahora, debería estar conmigo y no lo está. No me parece justo

-Qué pasa con Fabio?

-Lo han visto cerca de mi casa, ebrio y agresivo

-Quién te ha dicho eso?

-Eso no importa-le dije- pero, por favor, no le digas nada a Pierre. Es una información que yo tengo de estraperlo, entiendes?

-No quiero meterte en más líos, Zara. Sé que Pierre discutió contigo por mí culpa. Por qué no le confirmaste simplemente la verdad? Ya estaba dicha y te hubieses librado de mí para siempre

-Primero porque nadie se merece que le destrocen la vida y segundo porque, no me caes mal, Nadine. Sólo me sentó mal lo que pasó en tu casa de Qatar. Me atraes, eres sexy y agradable y no puedo consentir eso.

Me casé con Pierre sin amarlo pero el tiempo me hizo enamorarme de él. Le di una promesa hace tres años y no estoy dispuesta a romperla. Creo que eso es lo que me hace odiarte, el saber que podría besarte, que disfrutaría de ello y que luego me sentiría como una mierda.

Se quedó mirando a la nada, asimilando las cosas que le estaba contando. Fueron minutos o segundos demasiado intensos e incómodos.

-Zara-habló-me pareciste preciosa desde el primer momento en que te vi pero también intuí una mirada triste de una mujer que no era feliz. Sólo por eso lo intenté contigo. Ahora te veo triste pero no es porque no ames a tu marido, es porque echas de menos su ausencia. Te seré sincero: sigo sintiéndome atraído por tí. De hecho, ahora te besaría y te haría el amor pero no quiero meterme en medio de la felicidad de dos personas. Hablaré con Pierre. Ya es hora de que deje de echarnos broncas a todos en la empresa-me guiñó un ojo-.

Por cierto-dijo al levantarse de la cama-se que Pierre tiene esta noche una reunión de inversores. He podido librarme de ir esta vez. Te apetece cenar? Sólo como amigos-aclaró-

-Estaría bien, Nadine. Me vendría bien cambiar de aires.

-Ok. Saldremos de aquí si te parece así dejaremos más tiempo a tu hermana con su amor

-Son pesados verdad?

-Soportables-sonrió- Saldremos a las seis para pasear un poco antes.

-Está bien.

-Una cosa más, Zara.

-Sí?

-Hablaré con los de seguridad para saber que pasa con Fabio. Siempre viene bien tener opiniones contrastadas.

Nadine, el insoportable; Nadine, el sexy. Lo había investigado, odiado e insultado y ahora,que se mostraba como una persona hecha y derecha de nobles sentimientos, me veía confesándole mis más oscuros sentimientos y él a mí. Estaría fingiendo? Haría bien en salir a cenar con él? Quería apartarme de  él, no aguantar la tentación pero quería conocerlo, saber qué no era un peligro para mí marido. Saber que no era un peligro para mí misma. Lo sería? Y Pierre? Me volvería a hablar en algún momento?