Capítulo Cuatro. Un Diamante.

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-Zara, ¿quieres casarte conmigo?.

Coralie y Luiz nos miraban, al igual que medio restaurante.

-Sí, Pierre. Quiero casarme contigo.

Dije sí porque sabía que tenía que decir sí,dije sí porque no quedaba opción. Pierra era amable y cariñoso pero no me hacía cosquillas en el estómago.

Tú lo has dicho: al menos es guapo, sexy, amable...

¡Ya lo sé!. Pero no es lo que siempre había soñado....

-¿No crees qué será raro?.

-¿Raro el qué?.

Pierre conducía de camino a mi casa concentrado en la carretera.

-No sé. Acabo de conocerte y ya llevo un diamante de prometida en la mano. Mis padres pensarán qué no es lógico que me case tan pronto cumplo dieciocho años con un desconocido. Ni siquiera se tu edad, ni las razones que te llevan a proponerte.

-Tengo treinta y dos años-sonrió-. Yo también había pensado en tus padres, Zara. Los próximos nueve meses, tendré que estar fuera de Francia debido a que mi empresa se va a fusionar con una línea de cruceros árabe. Les diremos que no queremos estar separados y que lo mejor es casarse.

-Te creía más inteligente.

-Y lo soy pero los años me han enseñado que, en la mayor parte de los casos, una explicación sencilla vale más que una demasiado rebuscada. Estas últimas tienen más opciones de ser descubiertas.

-¿Entonces tendremos que estar nueve meses fuera de París?.

-Sólo si tu quieres. He encontrado una universidad de bastante prestigio en Doha. Podrías estudiar allí si así lo deseas pero si prefieres quedarte en París, no te pondré impedimentos.

-Tendrás que inventar otra excusa simple entonces.

-Así es.

-¿Y cuándo será la boda?.

-No deberíamos demorarla más de quince días. ¿Es tiempo suficiente?.

Tiempo suficiente....jamás lo sería. Pensando en las opciones que Pierre me daba, irme a Qatar con él era la que menos me gustaba pero, a pesar de todo, era la más factible para nuestros planes. Casarme y pasar casi un año separada de mi marido era demasiado difícil de justificar.

-Es suficiente, Pierre. Para una boda sencilla.

-Eso es lo que había pensado.

Yo, que había soñado con una boda de cuento de hadas, con un vestido de princesa con falda de tul, me iba a tener que conformar con una ceremonia simple y un vestido elegido a prisa y corriendo. Quería llorar, salir corriendo y olvidar de una vez por todas que había conocido a Pierre Fave pero, ¿sería capaz de hacerlo teniendo tan férreos principios cómo tenía?. Él había cumplido con su palabra y yo debía de hacer lo mismo. Aunque no hubiese un contrato de por medio, aunque nunca pudiese haber ninguna repercusión legal en mi contra.

-¿Quieres qué pase a hablar con tus padres?.

-Me encuentro cansada, Pierre. ¿Quieres venir a comer mañana?. Hablaremos entonces.

-Está bien. Buenas noches, Zara.

Se acercó a mí para darme un beso en la frente. Sus labios eran suaves, su olor intenso y amaderado.

-Buenas noches, Pierre. Mañana nos vemos.

Entré cansada y llena de dudas en casa. Por suerte, Belle estaba dormida y pude esconder el anillo de mis padres.

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora