Su voz era nerviosa. Estaba alterada y decirle que estaba con un desconocido no iba a contribuir a templar sus nervios en lo más mínimo.
-Dime donde estás. Tu padre irá a buscarte.
-¿Qué es lo que pasa?. Si soy adulta para beber champagne también lo soy para que me digas la verdad.
Suspiró al otro lado del teléfono tomándose un par de intensos segundos para hablar.
-Han secuestrado a Belle.
-¿Qué?.
¿Mi hermana secuestrada?. ¡Feliz cumpleaños, Zara!. Leer hubiese sido mejor opción.
Ni que lo digas....
-Estoy en.....
¡Oh mierda! ¡Ni siquiera se dónde estoy!.
-Está en el café Moraz, señora. Mi nombre es Pierre Fave y me comprometo a llevar a su hija sana y salva a casa.
Miré al tal Pierre a los ojos de nuevo. Me había quitado el móvil para hablar con mi madre, para tranquilizarla. Era un gesto amable por su parte que le agradecía profundamente pero si no tenía suficiente con la desaparición de Belle, ahora me veía obligada a estar en su compañía al menos media hora más.
-No tenías porque hacerlo.
-Es de sentido común ayudar a los que lo necesitan. ¿Crees qué tu padre estará en condiciones de venir a buscarte?.
-En realidad, no.
Caminé junto a él hasta donde su coche estaba aparcado. Nada más y nada menos que un porsche 911 en color negro. Poco entendía de coches pero si algo sabía, es que ese no era un coche convencional y mucho menos barato. Me dió apuro incluso sentarme en él con tal de no ensuciar o estropear nada.
Condujo en silencio hasta mi casa. Yo no tenía nada que decir, mis pensamientos se centraban más bien en reconstruir los hechos de lo sucedido con Belle y él, parecía parco en palabras.
-¡Oh, Zara!.¡ Menos mal que te encuentras sana y en casa!.
Mi madre me recibió en la puerta en un estado de ansiedad pocas veces visto en ella.
-Mamá, debes tratar de relajarte. Se que no es una situación fácil pero haremos todo lo posible porque salga bien. ¿De acuerdo?. ¡Oh! Este es Pierre....
-Pierre Fave-sonrió-. Siento mucho lo de su hija, señora. Si pudiera ayudarles en algo, no duden en contactar conmigo.
Nos tendió una tarjeta de visita en la que figuraba su número de teléfono.
-Es mi teléfono personal. Pueden llamarme a cualquier hora que necesiten.
-Muchas gracias, señor Fave. No tenía porque molestarse tanto. Le invitaría a pasar pero me temo que las horas y los nervios no acompañan muy bien.
-Lo entiendo perfectamente. No se preocupe.
-Os dejo que os despidáis.
¡¿Qué!? ¡Mamá! ¿Por qué me haces esto?.
Sin saber mucho que decir, opté por agradecerle todo y así quitarlo de en medio lo más rápido posible.
-No tienes nada que agradecer. Quizás si no te hubiese entretenido, hubieses estado a tiempo de rescatar a tu hermana.
-Eso nunca lo sabremos. Las cosas siempre pasan por un motivo.
-Llámame si tenéis noticias, por favor.
-Cuenta con ello.
-Buenas noches, Zara.
Me dio un beso en la mano, al más puro estilo vintage y se fue caminando hasta el coche. Me quedé observándolo desde la terraza de la casa. Aquel hombre era elegante, extraño, enigmático y aún no entendía porque el destino habia insistido en ponerlo en mi camino justamente esa noche.
Tan pronto entré de nuevo en mi casa, las noticias malas volaron y es que pedían un rescate de tres millones de euros para Belle.
-¿De dónde vamos a sacar ese dinero, papá?.
-No lo sé. Había pensado en vender las zapaterías, conozco algún que otro inversor que estaría interesado en ellas. Con el dinero que nos den y nuestros ahorros, podremos rescatar a Belle.
Mi padre había abierto una tienda de zapatos diseñados por él o jóvenes diseñadores en París hacía veinte años. Al principio sufrió como muchos otros empresarios pero poco a poco, sus ingresos fueron creciendo y ahora poseía tres tiendas más en la ciudad. Siempre había sido su sueño, una semilla que había plantado con mucho cariño y regado con mimo cada día para verlo convertida en una bella flor. Sin embargo, y a pesar de lo bien que iban los negocios, nos permitían llevar una buena vida pero no nos engañemos, no éramos millonarios.
Escucharlo hablar de vender las zapaterías me rompió el corazón. Debía haber otra opción.
-Papá, ¿quién nos garantiza que dando ese dinero nos devuelvan a Belle salva?. Perder tus zapaterías, tu sueño. ¿Habéis llamado a un detective?. ¿A alguien que pueda contactar con ella o darnos siquiera una pista?.
-Sí, lo hemos hecho, Zara-me sonrió mi padre-. Tienes razón en que las zapaterías son algo muy importante para mí pero tú y tú hermana lo sois más. He barajado la opción de que no nos la devuelvan a pesar del dinero, varias veces en la última hora pero,¿cómo crees qué me sentiría si no aprovecho la única opción qué tengo de rescatarla?.
Mi padre tenía razón y yo me sentía super egoísta pero aún así me negaba a que perdiera. Una vez en mi habitación, vi la barra de labios que Belle me había dado antes de salir y las lágrimas resbalaron por mis mejillas. La quería a mi lado de vuelta ya pero,¿cómo hacerlo?.
Por curiosidad, busqué en internet el nombre de Pierre Fave. Me quedé alucinada cuando vi que era dueño nada más y nada menos de una cadena de barcos que hacían cruceros por el mediterráneo.
De ahí el Porsche....
Sin poder parar mis dedos, éstos empezaron a teclear su número en mi móvil.
-Pierre Fave, ¿puedo ayudarle en algo?.
-Pierre, soy Zara.
-¿Sabes algo de tu hermana?.
-Sólo se que traerla de vuelta con nosotros cuesta tres millones de euros.
Un silencio al otro lado del teléfono me asustó. Sé que apenas lo conocía, que estaba mal pedirle tres millones de euros a una persona así como así pero me estaba aferrando al único clavo ardiendo en años luz a la redonda y si no funcionaba, todo se iría al garete.
-Yo pagaré el rescate.
-¿Cómo?. ¡Es mucho dinero!.
-Tengo más del que podría gastar en mi vida así que no me importa en absoluto. Aún así, yo quiero algo a cambio.
-¿Qué clase de "algo"?.
-Cásate conmigo.
¿Cásate conmigo?. ¿Estamos locos o se ha puesto el mundo patas arriba sin yo enterarme?.
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Traición
RomanceEl matrimonio de Zara y Pierre parece ir viento en popa. A pesar de las circunstancias que los han llevado a él y los años de diferencia, parecen llevarse bien. Él es agradable con ella y ella le agradece todo lo que hace por su persona pero hay al...