Las Flipantes aventuras de papá pollito y sus extraños hijos rango S

Capítulo 163- La familia del mar de niebla. Parte 4

Mi hermano menor siempre había sido un niño maduro que rara vez lloraba o hacia berrinches y como lo fue de niño, se convirtió en un adulto inexpresivo después de irse solo. Ahora se había convertido en un adulto inquebrantable; aun cuando era un niño y se volvió un adulto al cual solo podía verlo a través de la televisión.

—Yoohyun

Abracé su cuerpo tembloroso, sentí que tomó aire ¿De que forma lo tranquilizaba cuando éramos niños? No recordaba mucho, pero cuando trataba de consolarlo sin éxito, Yoohyun solía decir que estaba bien.

—Es solo un rasguño. —Le explique.

Deseaba consolarlo y que no tuviera ni una sola herida, pero esos monstruos me bloquearon el paso.

—Él está muerto, no tienes de que preocuparte.

—...

—¿Estás bien? ¿La herida ya sanó?

—Hyung.

—Si Yoohyun, todo esta bien.

—...¡Nada está bien! ¡No está bien en lo absoluto!

Escuché una voz húmeda que me hablaba.

—Me siento tan mal que creo que voy a morir. —Yoohyun se detuvo para respirar y sentí algo dentro.

No hablé y jadeé con pequeñas respiraciones. Sentía que me ahogaba y la garganta seca al no saber que hacer, pero recordé que tenía sus memorias. Le acaricié la espalda mientras sacaba del inventario una botella que solo contenía los recuerdos de Yoohyun.

—Esto contiene tus recuerdos, las cosas mejorarán una vez que los recuperes.

Él sabría que tenía a alguien que podía ayudarme en la mazmorra, y esperaba que eso fuera al menos un poco de alivio.

Yoohyun levantó la cabeza y vi que sus ojos estaban rojos mientras se mordía los labios. Sus ojos estaban llenos de tristeza y felicidad al mismo tiempo. Era mucho mejor que mostrara esas emociones en lugar de reprimirlas.

—Volvamos a casa después de que recuperes tus recuerdos.

—... ¿a casa?

—Sí. No es donde habíamos vivido, pero sigue siendo nuestro hogar.

Casa.

Abrí la botella y la canica desapareció en el cuerpo de Yoohyun. Sus ojos parpadearon un par de veces.

—¿Ya lo recuerdas? Lo que hice no fue tan peligroso.

Yoohyun no habló durante un minuto y me miró con los labios cerrados. Sin embargo, su rostro volvió lentamente a la normalidad y su mirada ahora estaba tranquila.

—...Todavía no me gusta. —Su voz sonaba malhumorada y frunció el ceño.

—La gente tiene arrugas incluso cuando son de clase S... probablemente.

No podía estar seguro ya que la piel de todos había sido suave, incluso Sung Hyunjae después de cinco años.

—Pensé que me iba a volver loco.

—Sí.

—Es posible que haya cambiado de opinión antes de entrar, y si no hubiera tenido ayuda, entonces... —Su voz volvió a temblar mientras continuaba hablando. —Todo se desvanece cuando estoy en una mazmorra, y yo...

—Lo siento.

—No digas eso. Tendrás que hacerlo de nuevo.

—Lo siento, pero no moriré Yoohyun.