09. Cambios positivos.

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~Narras Tú~

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Sabes que algo no va bien cuando tienes al gobernante del infierno frente a ti, sonriendo, con un brillo en los ojos sospechosamente...Alegre.

Lucifer reaparece a mi lado para abrazarme—Mi traviesa brujita—Ríe ligeramente—Ya que al parecer te encanta guardar secretos...¡Entonces tendrás que desempolvar algunos de tus dones ocultos para mí!—Señala el piano con su bastón  ¿Te parece si arreglas el piano de mi amada Lilith?—Levanta sus cejas una y otra vez—¡Mejor aún! Tocas unas cuantas canciones maravillosas que seguramente te traerán maravillosos recuerdos.

Arrugo la nariz. No me agradaba la idea. Es decir ¡Tenía décadas que no tocaba un piano!

Mis ojos miran a Charlie. Ella parece feliz de que su padre este aquí, y mucho más cuando lo escuchó compartir esa pequeña anécdota de su madre y su embarazo.

Ahhhg. Ver esa felicidad en su rostro me hace...débil. ¡Demasiado para mí buen juicio!

Suspiro rendida—Lo que ordene el rey.

—¡Genial entonces!—Se gira hacia Tenebris con emoción—Cachorro. Tendrás que ayudar a tu ama en esto. Así de una vez estrenas ese cuerpo humano que se te otorgó.

Tenebris agacha sus orejas—No me diga de esa forma. Su majestad.

Lucifer ladea su cabeza—¿No te agrada que te diga cachorro? ¡Pero tu ama lo dice siempre!

—Es diferente.

Lucifer acomoda su sombrero—Ahg. Que aburrido eres ahora que puedes hablar. Tenebris.

Cuando el rey termina su frase, un pitido agudo, incómodo, sonoro y fastidioso se introduce en mis orejas. Chillo.

¡Duele!

Tenebris también chilla, sus manos se aferran a sus orejas al igual que yo. Por suerte. El dolor fué breve.

—Entonces siempre estuviste aquí—Alastor mantiene su sonrisa de siempre, pero se ve más tensa. Podría decirse que tiene una ligera sorpresa en su rostro.

Tenebris lo mira con una ceja levantada—Eh...¿Sorpresa?

Le doy un codazo a Tenebris—Al parecer no te avisé que mi lindo cachorro había tenido una serie de cambios, señor Alator—Digo con fingida inocencia hacia el demonio rojo—¡Ups! Mi error—Me doy la vuelta—Bueno. El trabajo no acaba. Iré a reparar el piano. Con su permiso, majestad.

Lucifer me sonríe burlón mientras intercala su mirada de Alastor a mí—¿Ustedes ya se las arreglaron?

—No—Respondelos Alastor y yo a la vez.

Lucifer suspira—Que lío. Pelean como un viejo matrimonio.

Ángel levanta la mano al escucharlo—¡Dije lo mismo!

Les doy la espalda para dirigirme al piano y levantarlo con magia—Se me hace fácil ignorar lo que me desagrada.

Ángel susurra—Siento que hay historia aquí.

Vaggie susurra también—Luego te explico.

Ruedo los ojos. ¡Puedo oírlos!




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—Al parecer Lucifer tenía razón. Tienes varios dones ocultos por ahí. ¿Desde cuándo sabes reparar un piano?

Contento la respiración al escucharle—Es sorprendente lo que puedes aprender con tanto tiempo libre—Respondo vagamente.

Un poder superiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora