Capitulo 16

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Capitulo 16

Debajo de mi Charlotte se veía tan indefensa e irresistible, como una libre en las fauces de un enorme león de montana. Todo había pasado tan rápido que a duras penas, mientras embestía, recordaba en un momento haberla estado mirando a esos ojos y al otro apartando las cosas de en medio para enterrarme en ella.

—¡Maldición!  —gruñi dificilmente detrás de su oreja— ¡Te extrañaba tanto!

Su cuello se tenso dejando escapar un gemido fuerte. Me alce para ver su rostro enrojecido, su pecho subía y bajaba. Tenía la boca entre abierta mientras me miraba desafiante. Ignore esa insubordinación y continúe devorándola, pasando por la hendidura de su clavícula me encontré con sus enormes senos, divinos, tan naturales y aterciopelados se cernían firmes en la punta del pezón.Automáticamente mi boca se hizo agua, humedecí mis labios y me lleve uno de ellos a la boca. Comencé a succionar sintiendo como corrientes de energía se abrían paso a través de mi cabeza, cuando termine gemí separándome dejando un hilo de saliva colgando entre ambos, entonces me apresure a atacar el otro. Mientras tanto Charlotte debajo de mi llegaba a su tercer orgasmo en lo que iba de noche. Sonreí internamente mientras disfrutaba de sus contracciones, en líneas sencillas gemidos verdaderos, no como cuando la mujer pretende hacerte creer que eres un dios. No, estos eran como cuando realmente está disfrutando del sexo.

Dignándome a subir la mirada al fondo del pasillo que daba a las habitaciones Braulio inoportunamente asomo su cabeza adormilado, le hice señas con la cabeza mientras retenía una pierna de C. dejándola disfrutar de los últimos espasmos del orgasmo, el perrito ahora no tan pequeño se devolvió desinteresado a su cuarto. Entonces regrese a ver lo que quedaba de Charlotte en la alfombra, su cabello esparcido por todo el felpudo blanco jadeando de satisfacción, joder.

—Mi turno —declare mientras manipulaba su cuerpo para cambiar de posición

Sin salirme de ella, retuve sus manos, pase una pierna por encima de mi cuerpo y la mantuve allí. Inicié el bombeo, adentro y afuera, adentro y afuera, ¡Oh Dios¡ Su centro húmedo y cálido se contrajo en algún punto entre los gemidos y las embestidas; cerré los ojos ¡Oh Joder!

Ahora era yo el que estaba cerca del maldito orgasmo, mordí mi labio obligándome a contener la explosión por unos segundos más

—Vamos Lottie —gruñí sobre su hombro—. ¡Vamos!

Estaba a punto de explotar,  tan cerca... comencé a gemir gravemente mientras me aferraba fuertemente a sus caderas. Entonces con una última contracción de su centro conseguí alcanzar la cumbre liberando mi orgasmo potentemente mientras rugia sobre su cuello. Charlotte clamó mi nombre en tres idiomas diferentes.

Envueltos en el éxtasis, casi había olvidado lo que esta unión nos provocaba. Lottie cayó laxa en el suelo dándome la espalda, repose mi cabeza sobre ella.

—No podre caminar en dos años —susurro contra el suelo

Reí suavemente contra su espalda, sintiéndome pleno y agradecido por haber podido escapar, por haber regresado a casa.


Un rayo de luz me pico en los ojos, luche un poco apretando los ojos, cuando no pude batallar mas abrí los ojos resignado. La espalda de Charlotte subía y bajaba con suavidad se veía circunvalada por un aura de paz sumamente contagiosa. Sonreí pegado a la almohada, estaba seguro que ella, al igual que yo, tampoco había pegado el ojo los últimos meses. Así que anoche... wow una dadiva que se había hecho esperar demasiado.

Mi cuerpo se sentía pesado, no quería levantarme pero había algo en ella que me hacia querer mirar su rostro. Reí por lo bajito, "seguro tendría la boca abierta". Forcé mi cuerpo a elevarse levemente y asomarme por el rabillo de su hombro. Lo sabía, Lottie babeaba en sueños como una niña pequeña.   Cubrí mi boca antes de carcajear y detrás de mí la laptop de C. comenzó a sonar suavemente, Lottie frunció el ceño en sueños y  adelantándome al progresivo maldito sonidito new age me volví para silenciar el aparato. Suspire de alegría al volverme y ver que continuaba durmiendo.

El Secreto del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora