Capitulo 6

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Un estruendo me despertó. Grite cayendo al suelo. Levante mi trasero del suelo confunfido, "lo que sea que haya sido venia de la cocina", pensé. Desperecé mi cuerpo, estaba muy entumecido, me había quedado dormido en la oficina. Pero ese no era el mayor de mis problemas, "¿Que diablos habia sido eso en la cocina?" , me acerque con cautela a la puerta y asome la cabeza para ver si alcanzaba saber que rayos pasaba, para mi sorpresa David estaba en mi misma condición, "Vaya, vaya El Señor Valentía estaba tan asustado como yo", pensé con ironía. David estaba asomado por la esquina de su puerta.

 —<<¿Qué paso?>> —pregunte moviendo los labios

—<<Ni.Puta.Idea.>>—dijo sin sonido

Salimos de las habitaciones y nos encontramos a mitad de pasillo.

—Creo que fue C. —fijo en voz baja

— ¿No estaba contigo en el cuarto?

—Cuando me desperté no estaba...

—Eso no quita que fuera al baño —pregunte nervioso—, ¿verdad?

En la cocina se escuchaba mucho movimiento. Ser paranoico no era nada divertido y menos cuando te habían entrenado para ser un jodido militar. Según el Arte de la Guerra, no debías atacar si no conocías el terreno.  Así que, delibere por un momento que no había ninguna buena razón por la que C. se metiera en la cocina a las siete de la mañana, así que era mejor apostar por algo malo.

—Tienes un... — dije, observando por la esquina y la daga de David por poco no me corta las cejas—, ¿Podrías evitar hacer esa clase de cosas?

—Llorón

—Si soy tan llorón pues ve tú adelante —el culón de David paso sobre mí con su paso muy seguro—, estupido. —musite.

— No puedo creer que un mastodonte de un metro noventa y cinco se ponga con esas, a estas alturas de la vida —susurro molesto en posición defensiva

—¡Déjame en paz! tengo complejo de Gran Danés —dije pegado a su espalda, lo imagine rodando los ojos—, te recuerdo que no estamos muy abastecidos de armamento últimamente y... 

Termine estrelladome contra él y caí de bruces al suelo.

—¿¡ Que te pasa!? —susurre bajito

Solo señalo dentro de la cocina. Me arrastre a gatas hasta la puerta y... <<C estaba cocinado>>, y no solo eso sino que también tarareaba la canción que Mami usaba para despertarnos y eso solo lo hacía cuando estaba feliz.

No se había dado cuenta de que estábamos viéndola, porque bailoteaba frente a las encimeras como una chiflada, comenzó a picar los tomates y a lanzarlos por los aires.  "Al fin"

Una pierna pasó sobre mí... y vi como David entro aplaudiendo a la cocina. El sonido hizo que C. tirara el tazón donde estaba revolviendo huevos, se volvió a nosotros asustada. Suspiro cuando se dio cuenta de que éramos nosotros.

—No me asusten así... —dijo agachandose para recoger el tazón, que afortunadamente no se derramo.

Estaba vestida con un muy bonito vestido de flores  blanco y azul sobre eso tenía un súper cursi delantal con volados, llevaba el cabello recogido en una cola de caballo y tacones color beige. Parecía una ama de casa sacada de una revista de los años cincuenta.

— Fuiste tú la que nos asusto en un principio —dije desde el suelo—, ¿cuál es esa canción que tarareabas? 

—Oh si lo siento —dijo vertiendo el revoltillo en la sartén para luego agregarle algún otro condimento y comenzar a revolver—, cuando estaba preparando jugo el exprimidor se me cayó sin querer.  Aún no estoy tan fuerte como antes... —se limpio la cara con el hombro— , vamos Kurt es la canción de mamá...

El Secreto del Vínculo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora