Capitulo 19
En la terraza el viento soplaba con calidez mientras el inminente ocaso hacia presencia en los alrededores de la villa. Con suavidad los rayos anaranjados tocaron los prados floreados más allá del patio de juego de los niños, estos últimos retozaban en una pequeña colina viendo en las nubes diversas formas en compañía de Diana.
Descanse la cara sobre mi puño, la peor cosa de la guerra eran los momentos de paz antes de... tener la seguridad de que un montón de cosas malas se avecinaban y tu no podías hacer nada en contra de ello. Simplemente te decía en la cara: Acéptalo y jodete.
Uno de los gajes que tenía que enfrentar repetidas veces en mi vida. Meh.
Ren se alzo y gateo en mi dirección. Me levante de la mesita con curiosidad y camine hacia él, cuando alzo sus bracitos a mí lo cargue y encontré sus ojotes grisáceos profundos y enigmáticos; ¿Era posible que tan solo un pequeño bebe guardara tanto tras sus ojos? Y sin embargo, entre mis manos se veía indefenso y desvalido. Entonces en aquellos ojitos pude ver nostalgia. Ren ya estaba comenzando a extrañar a sus padres.
—Vaya problemita compañero —Dije abrazándolo con calidez y cuidado— No tardaran en volver
El simplemente recostó su cabecita sobre mi pecho y con su manita acaricio mi pecho. JO-DER. Haciendo puchero gemí buscando ayuda en Diana que estaba tan conmovida como yo; apoyada sobre su brazo me hizo señas para llamar a los gemelos.
Sin cambiar la mueca me volví a la mesa donde oportunamente estallo mi celular en ruidos, Diana se volvió a alzar del pasto prestando atención, ella sabía tan bien como yo que eso solo significaba malas noticias.
*****
Hola mi nombre es Joseph y soy un idiota. Eso fue lo que pensé cuando desperté del desmayo luego de hablar con Charlotte por el teléfono. Y ahora fabuloso estaba atado como cual pavo en navidad y con los ojos vendados. Genial. Una brisa fría indico que encima estaba sin camisa...
Mi vida se podría resumir igual que en Una serie de eventos desafortunados, la cara de Jim Carrey, en su papel del conde Olaf, apareció en mi cabeza burlándose de mí. Bravo.
A ver resumen de daños: a duras penas un leve dolor en la base del cuello pero nada para morirse. Lo que me carcomía era saber en dónde estaba y el por qué esa gente estaría tan interesada en Charlotte, tanto así que llegaron al punto de secuestrarme.
Solo pude escuchar algunos pasos a lo lejos, pero nada importante. El ambiente estaba húmedo y frio, probablemente se habría hecho ya de noche. Suspire, eran unos idiotas, Charlotte nunca se arriesgaría a rescatarme, era una persona muy fría con el mundo.
Dentro de mí una vocecilla dijo: también sola. Y pensé que tenía razón, pero eso no quitaba los hechos de encima de la mesa. Demasiadas cosas que perder, y solo por mí...
A lo lejos escuche como un escuadrón de personas se acercaba susurrando en una lengua extraña. Genial terroristas serbios, lo que me faltaba, ¿En qué líos andaría metida esa carajita? Decidí inmutarme ante el miedo total yo ya no tenía nada que perder, no le tenía miedo a la muerte. Y lo poco que sabía de esa fascinante hacedora de problemas iría conmigo a la tumba. Punto.
—Bienvenido al mundo del dolor —Dijo una voz afilada como una navaja y femenina como el sexo, retirando de mis ojos la apretada venda— Dr. Joseph
Cuando estuvieron al descubierto mire directamente al suelo, encontrándome con unas piernas definidas y largas encimadas en unos tacones lo bastante altos como para hacerte preguntar cómo diablos mantenía el equilibrio, pese a la curiosidad de ver a la dueña de semejantes piernas mantuve mis ojos en sus tacones.
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El Secreto del Vínculo ©
RomansDos almas envueltas en una mala jugada del destino. -Cuando Yago murió el mundo de Charlotte se vino abajo. Trastornada por no haber partido al más allá en compañía de su amado, escapa a tierras lejanas en con el fin de no regresar jamás. -Decidi...