21.

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Desde muy temprano estaban de pie, acatando la orden del capitán. Limpiar toda la base.
¿Esa era una bienvenida? Pues para algunos, fue algo reconfortante.

— ¿Cómo crees que le haya ido a Ava? Digo, dormir con un superior no es sencillo — comentó Berthotld, limpiando la mesa.

— No sé. No la he visto pasar — comentó Reiner, lavando los platos.

— Me sorprende que Annie se haya ido.

— Ella dijo que se uniría a la Policía Militar.

— Ah, es cierto.

Por la ventana, logró ver a Ava limpiando los vidrios de la torre que estaba enfrente. Los estaba limpiando por fuera para después hacer lo mismo por dentro, ya que esas ventana no se podían abrir.
Le sorprendió no verla con ese vestido negro que solía usar cuando no estaban entrenando. Llevaba un vestido de patinadora que le llegaba a media rodilla de color azul, le quedaba algo holgado, así que con un cinturón delgado se lo sujetó de la cintura, tenía un par de botas grises y el cabello sujetado en una coleta baja. Era primera vez que le veía sus piernas, al igual, que con el cabello sujetado, algo que lo puso nervioso y distraído, parecía hipnotizado.

— ¿Reiner? — preguntó Berthotld, al ver que no respondía sus preguntas — Oye, Reiner — lo miró. Pero eso no le importó, le importó más la llave de agua abierta — ¡Reiner, cierra la llave! — exclamó. Gracias a eso, es que cerró la llave y bajó la mirada — ¿Pero qué te sucede?

— ¡Ava es lo que me sucede! — dijo en voz alta. Grave error. La ventana estaba abierta y estaban hablando demasiado fuerte, eso sólo ocasionó que ella volteara a esa dirección.

— Pero...

— ¡Es que no puede ser que ella sea así, maldición!

— ¿Así cómo?

— ¡¿No te das cuenta?!

— ¡Sueltala, idiota! — exclamó Jean, jaloneando una cubeta llena de agua.

— ¡Déjala tú, torpe! — exclamó como respuesta Connie. Ava ni siquiera se dio cuenta de que estaban cerca de ella hasta que sintió cómo el agua mojaba todo su cuerpo. Dejó salir un grito ahogado al sentir el agua fría.

— No puede ser.

— Nos va a matar... — murmuró Connie. El rubio volvió a la ventana para ver a Ava completamente empapada de agua — ¡Lo sentimos mucho, Ava! — una carcajada fue suficiente para bajar sus nervios. No estaba molesta, al contrario, se estaba divirtiendo en hacer algo diferente.

— Chicos, tranquilos — dijo entre risas —. Fue un accidente, calmense — comenzó a enrollar el trapo que llevaba en sus manos. Al comprender lo que estaba haciendo, Connie salió corriendo. Jean no se alcanzó a librar de los golpes que Ava le daba con el trapo.

— ¡Hey, Zoe, eso duele! — le daba risa, pero a la vez le dolía. Después de algunos tres golpes, lo dejó en paz —. De verdad lo sentimos mucho.

— Está bien. No se preocupen — asintió.

— Te ayudo a limpiar las ventanas.

— Gracias. Iré por otro trapo a la cocina — Jean asintió.

— Ah, sí, las mujeres son difíciles — respondió Auruo, ordenando los platos que Reiner nuevamente estaba lavando —. No, mentira — rió —. Las mujeres que deciden ser reclutas son las que más carácter tienen, más aún, las que se unen a la Legión. Esto no es sencillo. Algo curioso del género femenino es que, las hormonas son capaces de doblegarlas pero un hombre no, por más que lo quieran — miró a los chicos, estaban cabizbajos —. Díganme, ¿Cómo es esa chica?

«Why So Lonely»; Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora