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Terminó de sujetar a la castaña, que se encontraba inconsciente, con las sogas, para evitar que huyera y diera su ubicación actual.
Eren aún seguía desmayado, gracias a su capa de la Legión, es que podía cubrir su torso sin sus extremidades.

— ¿Qué clase de persona le hace eso a la mujer que siempre lo ha querido? — preguntó Ymir, molesta, al ver que Reiner le estaba quitando el equipo de maniobras tridimensional a Ava.

— Eso no es de tu incumbencia, Ymir — contestó —. Yo no voy a dejar a Ava en este lugar repleto de demonios, aún así si ella se molesta conmigo por el resto de su vida.

— Eso es ser egoísta, Reiner. Ava tiene a su hermana aquí.

— Allá me tendrá a mi.

— No seas un hipócrita, Reiner — dijo el castaño, que, lo primero que escuchó, fue la conversación que tenían Ymir y el rubio —. A ti nunca te importó Ava, tú siempre la ilusionabas. Es mejor que la dejes en paz y te largues de aquí.

— Vaya, al fin despertaste — terminó de quitarle el equipo de maniobras. Miró al titán que estaba observandolos desde detrás de un tronco de aquellos grandes árboles, lo lanzó hacia allá, el gigante corrió por el equipo de maniobras. Si no se lo podía comer, al menos podía hacerlo pedazos.

El castaño miraba al rubio, estaba aturdido por la situación en cuestión.
Gracias a su equipo de maniobras, regresó a la rama que se encontraba enfrente de ellos.
Eren trataba de mover sus brazos, pero, sólo una nube de vapor salió de su capa para mostrar que sólo tenía la mitad de sus brazos y se estaban regenerando.

— ¿Por qué no tengo brazos? — preguntó, mirando en aquella zona donde deben de ir sus brazos.

— Eren, mírame — dijo Ymir, el mencionado hizo caso —. Me hicieron lo mismo que a ti. Hoy no es un buen día.

— Sí, pero... ¿Qué le pasó a mis brazos?

— Ah, perdón, fue mi culpa — respondió Reiner, con un tono de ironía. Eren lo miró, con bastante decepción en sus ojos —. Tenía mucha prisa por irnos. Justo cuando te mordí la nuca, ni siquiera tomé en cuenta tus brazos.

— Entonces... — comenzó, diciendo en bajo — Perdí la pelea — sin importarle nada más, se mordió el brazo con la intención de transformarse en titán.

— Eren, ya basta — dijo Bertholtd, poniéndose de pie.

— Espera un poco, Eren — dijo Ymir, tomando su hombro —. Primero debes mirar alrededor. Estamos en el bosque de árboles gigantes, en la muralla María — apuntó a esa dirección. Había un montón de titanes debajo de ellos, esperando el momento en que bajen para devorarlos —, ni siquiera nos encontramos cerca de la muralla Sina. Esto es... Parte del territorio de los titanes, míralos.

— Me duele la cabeza... — fue lo primero que dijo al recobrar el reconocimiento. Todos la miraron, principalmente Reiner estaba preocupado, aunque pareciera que no — Hange... — al abrir sus ojos, vio a Eren y a Ymir a unos pasos de ella — ¿Eren? — trató de levantarse, pero estaba atada de su torso y sus piernas — ¿Qué...? — miró su cintura — Mi equipo... — susurró —. Maldición...

— Ava — dijo, un poco animado el castaño de ojos verdes.

— Eren, ¿Dónde estamos?, ¿Dónde está el idiota de Reiner? — el sonido de un equipo en funcionamiento, captó la atención de Zoe, quedó enfrente de ella.

— Aquí está tu idiota — dijo, hincando una rodilla. La sujetó de su mentón con la punta de su dedo índice para que alzara la cabeza y ver sus ojos —. Vamos a regresar.

«Why So Lonely»; Reiner BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora