Cuando en clase practicábamos magia, siempre era uno de los mejores momentos de mi vida, conseguía que todos los presentes siempre me aplaudiesen o se sorprendieran.
Creo una fina, pero alargada barra de luz y la lanzo contra el objetivo de la enseñanza. En una velocidad destacada la creo y en una precisión perfecta la impacto en el lugar señalado.
"¡Oh! ¡Es increíble Erina-chan de nuevo tienes un diez en esta actividad!" La profesora sin poder ocultar su alegría me destaca sobre el resto.
Seguida de la reacción de la maestra, el resto de compañeros se asombran sin poder evitarlo.
"¡Erina, enséñame ha hacerlo tan bien como tú!"
"¡¿Así lo estoy haciendo bien, Erina?!"
"¡Erina! ¡Mira, mira casi consigo una puntuación perfecta"
Siendo el centro de atención de todos, felizmente asiento intentando prestarles mi tiempo a todos.
Mi alegría era continua, me ocurría lo mismo en los estudios, siempre conseguía tener muy buenas notas.
Afortunadamente pese a ser tan querida y habilidosa con la magia, nunca nadie se atrevió a intentar meterse conmigo, por lo cual podría decir que me sentía muy bien dentro del colegio.
Aprender magia simple era la función más destacada para las personas en su primer aprendizaje. Muchos conjuros sencillos pueden ir mejorándose hasta llegar al punto de ser uno de los más fuertes y más impresionantes.
Cuando te esfuerzas tanto en subir una habilidad, frente a tus ojos aparece una pantalla que durante unos segundos permanece inmóvil mostrándote la mejora junto con el nombre del ataque.
Por algún motivo nunca me ha hecho falta nombrar el conjuro para realizarlo, algunas veces lo hacía para no llamar tanto la atención. Por lo visto no decirlo era muestra de un gran poder junto con mucha mana habitando en tu interior.
Gracias a las clases que tenía continuamente pude aprender nuevos hechizos y como utilizarlos. ¡Por eso siempre tenía muchas ganas de ir cada día al colegio!
Los años pasaban y cada vez mi destreza y mi mejora con la magia aumentaban de una forma muy destacada.
"¡Erina, es increíble como utilizas la magia!" Sin poder evitarlo cuando me dirigía hacia casa un chico de mi clase se acerca a mi como muestra de su admiración mientras me felicita.
"Muchas gracias, ¡Intento siempre esforzarme!" Felizmente le respondo de nuevo llenándome de alegría por el aprecio que sentía continuamente.
"Esto... ¿Tienes pensado hacer algo esta tarde?" Tímidamente me pregunta con intenciones de crear un plan conmigo.
"Perdóname, pero he quedado con mis amigas... Otro día sin falta quedamos si quieres." Buscando una solución como muestra de mi interés hacia sus proposición añado.
Tengo ganas de llegar a casa, en unas horas voy a ver a unas amigas que hace tiempo que no me visitan.
Por la temporada de exámenes, no he podido salir mucho, quería mantener mis notas altas, y sino me equivoco ellas también tenían que estudiar, pero afortunadamente ya ha terminado la época y al fin volvemos a ser libres.
"¡Ya estoy en casa!" Cruzo la puerta, me dirijo hacia mi habitación. Tengo la suerte de tener una familia noble, pero a pesar de serlo son muy humildes, los nobles entre nosotros nos solemos llevar bien.
Para el resto de personas los de mi estatus suelen ser creídos y mal educados, pero afortunadamente la nuestra es humilde en ese aspecto, al igual que el resto de amigos de esta clase social.
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EL REINO DEL OTRO MUNDO
FantasyMi nombres es Haruto, por sucesos que me han ocurrido en el pasado no me siento muy cómodo relacionándome con otras personas, por eso prefiero evitarlas y mantener mi buena imagen personal, pero por algún motivo a una chica en concreto, todo cambia...