A la mañana siguiente como bien habíamos acordado estuvimos entrenando en un parque verdoso y además bastante amplio para no molestar al resto de personas.
"Muy bien Erina-chan ataca como te acabo de explicar, intentaré defenderme lo menos posible para poder fijarme bien en tus movimientos."
"¡Aaaah!" Empieza a correr hacia mí, segura de sí misma para intentar darme con los pasos acertados para notar la eficiencia que estos tenían.
Habíamos encontrado de camino, una tienda de armas de madera, donde había espadas para practicar, y claramente sin duda decidimos comprarlas ya que son más seguras y podemos practicar tranquilamente ya que no hay riesgo de lesionarse gravemente.
Durante la mañana estuve enseñándole técnicas simples, pero muy eficaces para resistir en un combate, pero también para ganarlo en el menor tiempo posible.
De esta forma podría, aunque sea asegurarse una buena posibilidad de aguantar o incluso llegar a ganar a una persona que sepa también moverse con la espada.
Estuvimos un buen rato practicándolos y asegurándome de que Erina-chan había entendido bien los movimientos.
Si que los ha dominado rápido, no me esperaba menos de una persona que tiene un alto aprendizaje mágico, comparado con la magia esto debería de ser muy fácil para ella.
"Muy bien Erina-chan, creo que por hoy ha sido suficiente bien, has aprendido muchas cosas. ¡Enhorabuena!" Felicitando por su gran trabajo el primer día de práctica.
"Tiene un buen dominio con la espada, se puede ver desde muy lejos..." Escucho como una persona no muy lejos desde donde me encontraba estaba dirigiéndome la palabra, esta se estaba levantando tras haber estado sentada observando nuestro entrenamiento.
Me doy la vuelta intentando descubrir quien es, tras cruzarnos la mirada, podía ver unos ojos con seguridad en si misma.
"¿Vosotros no soy de por aquí cierto?" Mientras caminaba lentamente hacia mi posición continuaba hablando.
"Somos de otra ciudad, hemos venido porque tenemos un asunto pendiente con una persona."
"Yo llevo toda mi vida en Celinta y conozco a muchas personas importantes, creo que podría seros de mucha ayuda... me aburro mucho últimamente, si no os importa podría dirigiros."
Preguntando tímidamente dice tras detener sus pasos.
¿No era la persona más segura del mundo en un primer momento? ¿Por qué ahora parece que está avergonzada? No entiendo nada...
"No hace falta, muchas gracias igualmente por las intenciones, poco a poco vamos aprendiendo donde están los lugares más importantes de la ciudad."
Rechazándola completamente digo seguro de mis palabras."¿Por lo menos me dirías hacia donde te diriges? A lo mejor es cierto que no necesitas mi ayuda, pero si no es así estoy seguro que os gustaría conseguir vuestra misión lo más rápido posible.
Detengo mis pisadas y suspiro para ver si conseguida dar por terminada la conversación de esta forma.
"Nos dirigimos hacia la catedral, tenemos que hablar con una persona para que nos ayude con algo muy importante..." Sin detallar lo que teníamos que hacer respondo a su pregunta.
"¿Es sobre algo de magia verdad? ¡El sacerdote es muy poderoso, seguramente pueda solucionar vuestro problema, pero no es nada fácil de convencer, seguramente os habrá dicho qué vengáis a por información, como se suele hacer, pero yo puedo convencerle para que os haga el conjuro que necesitáis."
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EL REINO DEL OTRO MUNDO
FantasyMi nombres es Haruto, por sucesos que me han ocurrido en el pasado no me siento muy cómodo relacionándome con otras personas, por eso prefiero evitarlas y mantener mi buena imagen personal, pero por algún motivo a una chica en concreto, todo cambia...