Capítulo 40: Reino de Azudian

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"¡Estamos de nuevo en tierra!" Entusiasmada dice Erina-chan bajando al puerto mientras corría repleta de energías.

Tras haber agradecido por el transporte, bajo también del barco y doy mis primeros pasos sobre el suelo que forma el puerto.

Ya ha pasado un año desde que empecé mi camino con Erina-chan, el tiempo pasa muy rápido, en todo este tiempo con ella he podido ver cómo ha ido cambiado su físico de momento ligeramente, pero, sobre todo, cada vez se nota que piensa mejor sus decisiones y aunque se siga mostrando dura, muchas veces termina mostrando su verdadera amabilidad.

Siento como el abrasante calor me afecta directamente, el cielo esta muy despejado.

"¿Cómo pueden vivir los habitantes de este reino con tal nivel de calor?" De hecho, prestando atención al puerto, no hay muchas personas a estas horas.

¿Podrá ser que hemos llegado a una de las horas más calurosas del día?

Comienzo a caminar para alcanzar a Fiora-san y a Erina-chan, que estaban detenidas hablando entre ellas casi a las afueras del lugar.

De ser así todo cuadraría mucho mejor en mi cabeza, de momento lo mejor será avanzar y ver si tenemos suerte de llegar al reino y quedarnos hasta que baje el calor en la sombra mientras descansamos y nos situamos para poder avanzar.

Tras abandonar la zona de barcos, había a los alrededores muchos lugares que hacían de almacenes y alguna casa, posiblemente de pescadores, la población era mínima ya que mostraba que era un puerto lo que había a escasos minutos, pero no daba la sensación de ser un lugar muy recurrido debido de haber un reino cerca.

"¿No nos hemos perdido?"

Tras darme cuenta de que esta todo muy despoblado y mirando hacia lo lejos, no veía nada relacionado con la posibilidad de que haya un reino cerca, por lo que empiezo a dudar de si el barco nos ha dejado en el lugar que le hemos pedido.

"Haruto, ¿Tienes calor?" Fiora-san se me hace una pregunta que no tiene nada que ver con la mía, antes de responderle, la miro atentamente y pude ver como se encontraba sonriendo, como si intentará quedarse conmigo.

"¡Claro que tengo calor!" Respondiéndole de la forma más obvia posible digo para ver a donde quiere llegar con esa pregunta.

"¿Y no ves el reino por alguna parte a la distancia que estamos deberías de poder verlo, aunque todavía quedan unos cuantos minutos para poder llegar..."

Tras escuchar esas palabras de Fiora-san mientras habíamos avanzado durante mucho tiempo por un camino por el que apenas hemos visto algunos comerciantes, miro a mi alrededor.

Lo único que veía era tierra, junto con algunos árboles y a lo muy lejos grandes montañas de piedra, estas por cualquier lugar que mire hay varias a lo largo de todo lo que se encuentra a mi alrededor.

A lo muy lejos fijándome más ligeramente hacia un lado, veo una gran montaña rocosa de piedra que se eleva, este era muy grande y llamaba mucho la atención, hay unas montañas muy peculiares, este parecía más tener forma de rocas gigantescas alargadas.

"No veo nada, ¿De verdad debería de estar a la vista?" Sin poder creerme que no lo vea pese a que según ella debería de ser visible a esta distancia añado.

"Tu mismo te has respondido, como hace calor es lógico que no puedes ver el reino, haría demasiado calor vivir sintiendo esta temperatura, las horas más calurosas del día es la del medido día, por la mañana pronto y más hacia la tarde se puede salir y sentirías la calidez como la de un verano más, por lo que es aguantable."

EL REINO DEL OTRO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora