Desde que he sido muy pequeña, siempre me han tratado como una persona única, destacaba sobre los demás, pero desgraciadamente nunca ha sido en el buen sentido.
"¡Sayu-chan! ¿Quieres jugar con nosotras? Estamos viendo quien puede revivir una flor aplastada para que vuelva a florecer más rápido."
Una inocente voz de una de mis amigas me invita a jugar con ellas, nunca antes lo había vivido.
"¡Me encantaría jugar con vosotras!" Sin dudarlo, tras mis primeros días de colegio pude conseguir a mis primeras amigas, habíamos quedado para ir al parque a pasar la tarde.
Una de mis dos amigas extiende las manos sobre una flor, esta estaba caída, puede haber sido tras ser aplastada, el no haber conseguido absorber bien los nutrientes de la tierra, o cualquier otro motivo que podría haber acortado su florecimiento haciendo que se desvaneciera como una flor más entre las decenas que había a nuestro alrededor.
Las personas somos iguales, en el momento que dejamos de florecer, somos pisados hasta dejar de ser de importancia para el resto, destacar y poder hacer que el resto te vean brillar es la única forma de conseguir ser valorado por los demás, de lo contrario acabarás como esta pobre flor, la cual depende de otra persona para poder seguir viviendo su tranquila vida.
Tras unos cortos segundos, empiezan a salir partículas de la tierra, mientras ella mantenía sus manos en la misma posición sabiendo que estaba consiguiendo su objetivo.
"¡Oh! ¡Lo he conseguido! ¡Lo he conseguido!"
Muy felizmente dice tras ver como esta se ha terminado recuperando al completo volviendo a brillar por sí sola, esperando poder tener una larga vida en la que de alegría a cada persona que decida echarle un vistazo floreciendo entre las hierbas que hacían un lugar tan acogedor.
"¡Mira aquí hay otra! Sayu-chan, ¿Quieres hacerlo tú?" Tras alejarse unos cuantos metros pudo encontrar rápidamente otra en el mismo estado que la anterior.
"¿Eh? ¿Y-Yo? E-Está bien..." Nerviosa sin saber si sería capaz de conseguirlo acepto.
Pongo mis manos sobre la flor, intento concentrarme todo lo posible, la inseguridad dominaba en mi interior, de igual forma hacía lo posible para dar lo mejor de mi misma.
"¿Estás bien Sayu-chan?" Preocupadas me miran tras ver como no estaba haciendo ningún conjuro.
Pasaban los segundos y no ocurría nada, sentía como el ambiente empezaba cada vez a ser más tenso, hasta que mi cuerpo no aguataba la presión de intentar forzar mi mana, y exhausta caigo de espaldas.
Apoyo las manos a tiempo antes de caerme hacia atrás, levanto la cabeza y suelto el aire que tanto estaba aguantando sin haberme dado si quiera cuenta.
"¿No puedes hacer magia?" Sin poder llegar a creérselo me preguntan mientras sus ojos quedaban clavados en mi desconfiada mirada.
Sin saber que responder, no reacciono, agarro con fuerza las hierbas del suelo que terminaban colándose de entre mis dedos.
"N-Nunca me he preocupado por saber utilizarla, si me centrara en intentar controlarla lo conseguiría muy rápido..." Pensando lo primero que me había venido a la cabeza respondo defendiéndome.
"Pero no hace falta practicar nada para hacer este conjuro, yo nunca he prestado atención a ningún libro para poder sanar flores..."
"Yo tampoco, simplemente lo hago y funciona." Añade la otra amiga dándole más valor a las palabras de la anterior mientras esta se miraba las manos intentando entenderlo.
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EL REINO DEL OTRO MUNDO
FantasyMi nombres es Haruto, por sucesos que me han ocurrido en el pasado no me siento muy cómodo relacionándome con otras personas, por eso prefiero evitarlas y mantener mi buena imagen personal, pero por algún motivo a una chica en concreto, todo cambia...