"¡Erina, despiértate! Tenemos que comprar cosas y conseguir información para seguir con nuestro viaje."
Tras terminar de vestirme y volver a fijarme en la cama donde habíamos dormido, pude ver que todavía seguía tumbada mientras se tapaba con la manta.
"Por qué vayamos cinco minutos más tarde no pasará nada..." Intentando excusarse dice mientras se da la vuelta e intenta volver a taparse todo lo posible.
Me quedo mirándola sorprendido de la motivación que tenía en avanzar para resolver su propio problema, siento por ella que nosotros estamos involucrados en este viaje.
"O a lo mejor diez minutos." Añade sin que me llegara a esperar otra respuesta de su parte.
"¿Me estás vacilando?" Me fijo en las cuatro esquinas de la manta, al volverse a tapar se ha puesto por encima de esta y justamente están muy cercas unas de las otras.
Junto las dos superiores en una mano y las otras dos restantes con la otra mano mientras yo estaba de espaldas, es entonces cuando tiro de la manta y la sujeto en forma de saco mientras se apoyaba en mi espalda.
"¡Aaah! ¡¿Qué estás haciendo?!" De la impresión grita al en cuestión de menos de un segundo estar colgando de una tela mientras yo caminaba.
"Te estoy llevando al baño para que te laves la cara y te despejes, no podemos perder tiempo, tengo mis propios problemas que solucionar y no puedo retrasarme más de lo que ya voy a hacer al confirmarme Fiora-san de que este viaje será más largo de lo que yo podría esperar..."
La bajo con cuidad en el baño y ella consigue hacer equilibrio para apoyar las piernas tras haber estado retenida horizontalmente en mis espaldas.
Tras retirar la manta pude ver un rostro en ella bajo caído de repente.
"Es cierto... Cuando lleguemos a la catedral y me ayude el sacerdote supremo a recuperar mi mana volveremos al reino donde está mi casa y nos separaremos..."
Una mirada que dejaba claro su estado de ánimo queda reflejada en ella por unos largos segundos, su mirada estaba fijada en el suelo.
La miro atentamente.
Ella no se está dando cuenta de que me está dejando ver su interior. Será mejor que no vuelva a mencionar este tema.
"No te preocupes Erina, el futuro siempre es incierto, quien sabe hasta que llegue ese momento lo que puede pasar, lo que si tengo claro es que mi misión personal la tendré que cumplir, pero eso no significa que sea nuestro final."
Intentando animarla añado pensando en una conclusión que podría ser esperanzadora para ella.
Pongo mi mano sobre su cabeza mientras me acerco lentamente hacia su rostro.
Ella sorprendida me mira directamente a los ojos, estos brillaban como si estuviera a punto de gritar todo lo que tenía guardado en su interior.
"Cuando empecé a ir hacia tu casa por primera vez, me sentía obligado en mi interior a ayudarte, tener la mala suerte de vivir algo que tanto daño te ha causado en tu interior no debe de ser fácil, además de tener que depender de este."
Sonrío ligeramente mientras nuestras miradas seguían fijadas entre nosotros, la suya era tan impresionante que era imposible no ablandarse con las palabras.
Erina, es una buena persona.
"Conforme te he ido conociendo y conviviendo contigo, pude darme cuenta de que la obligación terminó siendo más una gran experiencia para mi aprendizaje en esta nueva vida. Yo también he vivido algo parecido a lo que estabas a punto de enfrentarte sola, sin saber como defenderte ni como avanzar, dejando todo en la dependencia del destino y tu destreza con la vida para que esta te rinda bondad en tu camino."
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EL REINO DEL OTRO MUNDO
FantasíaMi nombres es Haruto, por sucesos que me han ocurrido en el pasado no me siento muy cómodo relacionándome con otras personas, por eso prefiero evitarlas y mantener mi buena imagen personal, pero por algún motivo a una chica en concreto, todo cambia...