Capítulo 25

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Capítulo 25.

Salí del instituto en compañía de Tommy, ambos íbamos al hospital pero primero él iba a recoger unas cosas en casa para llevarle a su madre.

—¿Estás seguro que no quieres que te acompañe a casa antes de ir a allá?- pregunté, atando un poco más mi cola.

Tommy enmarcó una sonrisa en su rostro y respondió:

—Tranquila, Alice, llegaré a salvo, no me van a robar.- dijo y resoplé por su sarcasmo.


Tal vez le sorprendía ver cómo me preocupaba por el, eso es todo..


—Ok, entonces nos vemos allá, querido.


Le dije y asintió cruzando por otra calle que daba hasta su casa, por lo tanto yo me dirigí a la parada de autobuses.
El sol estaba candente, y cubrirme con mi suéter para evitar quemarme lo que hizo fue aumentar el calor aún más; todos me veían extraño por ser la única rara en llevar suéter puesto luego del insoportable sol que estaba haciendo.

< Desearía estar en una piscina, en estos momentos. >


*


Llegué al hospital, mis manos temblaban porque me daba pavor entrar sola, las últimas dos veces que lo hice fue en compañía de mis amigos, pero la verdad es que los hospitales nunca serían lugares que visitaría por cuenta propia.
Entre y me dirigí a la recepción, estaba la misma chica que nos atendió el viernes por la noche, me recibió con una sonrisa, y yo algo nerviosa objeté:

—Buenas tardes, hoy es día de visitas ¿no es así?- dije y la enfermera asintió.

—¿A qué paciente viene a visitar?

—Susana Walker.

La enfermera luego de escuchar el nombre busco en el registro de la computadora, al encontrarlo asintió y me dijo:

—Oh, claro, piso 3, habitación 207.

Asentí ante la dirección y me dirigí a ella; no pensé que la cambiarían de habitación, pero supongo que esas eran habitaciones a los pacientes que deben ser atendidos con emergencia, así que, si Susana ya no estaba en esas habitaciones es porque su recuperación estaba llegando.

Subí los 3 pisos, y en cuestión de minutos conseguí la habitación 207, abrí la puerta de ésta y volví a sentir el frío de aquel viernes, aunque siendo sincera, después del insoportable sol que hacia allá afuera, un buen rato debajo del aire acondicionado no me vendría nada mal.
Caminé observando la lujosa habitación, -demasiado lujosa para un hospital de pueblo- ví la camilla de la señora Susana la cual estaba dormida plácidamente, aún con la vía intravenosa dentro de sus nudillos, la observé respirar calmadamente, sin duda, ya estaba mejor.

Me acerque a la sillita que estaba al lado de su cama, y sin hacer ruido me senté allí para revisar mi teléfono mientras despertaba; le escribí a mamá para que supiera que vine a ver a la mamá de Tommy y que si terminaba temprano pasaría un rato a la casa de Phillip para charlar algo con él.

Mamá:

—¿Está todo bien? ¿Tienen algún problema? Alice, no me digas que tú..

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