Cap.10

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Viktor estaba tumbado en el sofá, abrazaba a Horacio el cual estaba recostado parcialmente sobre él, el chico le tenía bien agarrado por la cintura y reposaba la cabeza en su hombro escondiendo su rostro en su fino cuello mientras aspiraba su aroma y disfrutaba de ese soñado momento después de todo el lio de Nueva York.

Pasaba lentamente sus manos por la morena y marcada espalda del menor, había metido las manos por debajo de su camiseta tocando su suave piel, deleitándose con los supiros que dejaba salir de vez en cuando el peliazul, haciendo que su aliento chocara contra su piel provocándole escalofríos. Pasaban la tarde tranquilos, en silencio, solamente disfrutando de ese momento de intimidad y unión.

-Viktor,- le llamó en su susurro.
-Dime Horacio-
-¿Trajiste tus cosas aquí cuando me fuí?-
-Si, en cuanto me marché del aeropuerto recogí ropa y algunas cosas más y vine a dejarlas, de echo me quedé a dormir en tu cama.-
-¿Cómo que dormiste aquí?, ¿lo dices en serio?,- preguntó emocionado levantando su rostro mirándole.
-Te..te extrañaba mucho y...bueno, ya sabes, la cama y toda esta casa huele a ti, a tu perfume, es como si estuvieras aquí-
-Viktor yo...yo te quiero mucho, quiero estar contigo.- sollozó el de cresta aferrándose a su pareja,- ¿vas a voler a traer tus cosas?,-
-Verás, he pensado en que podríamos ir más despacio, con todo lo que ha pasado y los cambios que hemos tenido, necesitamos tiempo para pensar y organizarnos,- Viktor vió como Horacio se incorporaba apoyándose en sus manos y le miraba angustiado, -no te asustes mi amor, escúchame,- se incorporó un poco quedando sentado y sujetó con ambas manos el rostro del chico mirándole a los ojos fijamente, - vamos a seguir juntos, podemos dormir en la casa del otro, incluso pasar dias seguidos, es solo que ambos necesitamos espacio y ordenar nuestras mentes, es solo un tiempo mientras recuperamos lo que teníamos,- tranquilizó así a su pareja.

El joven no entendía muy bien la postura del ruso, si ya habían aclarado que todo fué un malentendido y habían solucionado las cosas, no veía por qué no podían volver a la normalidad.
-Pero bebé, ya hemos solucionado todo esto, ¿no podemos volver a los planes que teníamos hace dos dias?,- le preguntó marcando un puchero.
-A ver, yo he cambiado de restaurante, toda esta situación me ha dejado tocado Horacio, necesito tiempo para centrarme,-
-Vale, puedo esperar unos dias,-
-Horacio....- suspiró.
-Bueno, esperaré lo que necesites, pero hoy si te quedas, ¿verdad?, mañana podemos pasar el dia juntos, lo tenemos libre y podemos ir a comer fuera, al cine o quedarnos aquí y aprovechamos el tiempo perdido, lo que tú prefieras..,- miró con picardia a Viktor mostrando una sonrisa.

El mayor tomo ese gesto como una provocación, cogió al chico por la cintura y lo acercó más a su cuerpo, acerco su rostro rozando sus labios con los gruesos y rojizos del moreno, solo un roce, haciendole de rabiar, separándose y no dejando que se acercara.

Horacio se agarró al cuello de su pareja y juntó sus labios en un beso apasionado uniendo sus lenguas, saboreando el interior de su boca con ansia, le deseaba tanto que incluso mordió sus labios haciendo que el contrario soltara un gemido de placer mezclado con algo de dolor.

-Estás jugando con fuego, lo sabes, ¿verdad?,- le dijo agarrando con más fuerza aún su cintura haciendo que sus cuerpos se juntaran del todo y sus endurecidos miembros se rozaran haciendo a los dos chicos soltar un quejido.
-Lo sé, ya sabes lo que quiero y lo quiero ya,- contestó volviendo a atrapar sus labios dejando lamidas sobre ellos y restregándose aún mas contra la entrepierna del ruso.

En un rápido movimiento, Viktor dejó al chico debajo de él, puso ambos brazos a los lados del cuerpo que tanto quería saborear y, sin perder ni un minuto más, comenzó a besar su cuello, lo marcó con pequeñas succiones, lamía aquellas marcas haciendo al muchacho gemir pidiendo por más, agarrándose a sus plateados cabellos y moviendo sus caderas buscando más roce.

Érase una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora