Cap.8

165 18 25
                                    

El avión aterrizaba en Nueva York, Horacio estiraba sus músculos mientras caminaba junto a Dex buscando un taxi que les llevara hasta el hotel donde ambos se quedarían, aunque habían viajado en clase busisness, los tenía un poco entumecidos.

Encontraron uno muy rápido, en el aeropuerto era bastante fácil conseguirlos. El conductor metió las maletas en el coche y se dirigió al hotel que le había dicho el chef, era bastante conocido por lo que el hombre no pidió mas detalles al respecto.

Una vez llegaron, Dex pagó la carrera y, cogiendo sus respectivas maletas se adentraron en el lujoso hotel, se dirigieron hacia recepción, confirmaron sus datos y subieron en el ascensor hasta la primera planta donde les indicó la mujer de información que se encontraban sus respectivas habitaciones una vez les hubo dado sus llaves para poder acceder a ellas.

Eran contiguas y antes de entrar, el chef le dijo a Horacio que iva a darse una ducha y bajaría a la cafetería a comer algo invitando al menor a acompañarle, recibiendo una respuesta negativa por parte de éste quien se excusó diciendole que quería descansar y que al dia siguiente se verían.

Esto no le gustó nada a Dex ya que consideraba que eran horas perdidas de poder pasar tiempo con el chico, pero respetó su decisión, tenía que comportarse o al menos fingir ser amable para no espantarlo tan pronto.

Horacio entró en su habitación, tenía ganas de dormir pero debía colocar toda su ropa y efectos personales ya que después le daría mucha pereza hacerlo y en cuanto antes se lo quitara de en medio, antes podría descansar.

Colocó todo ordenado en el armario y baño de aquella habitación, era bastante lujosa, él no se podría permitir pagar algo así en esos momentos así que, al ver la gran bañera que había en aquel baño, decidió llenarla con agua caliente y sales aromáticas que había allí y usar también el impoluto albornoz que dejaron, todo ello cortesía del hotel, ya que estaba, iba a disfrutar de aquellos lujos.

Caminó por la habitación mirando con detenimiento cada detalle, admirando las vistas que tenía, llegando hasta el mini bar cogiendo una botella de cava pequeña y una copa y dirigiéndose hasta el baño. Se desnudó y entró en la bañera, soltó un suspiro y se dejo caer lentamente sintiendo todos sus músculos relajarse y un rubor tiñendo sus mejillas por la alta temperatura del agua.

Cogió su móvil el cual había dejado cerca de la bañera y marcó el número de Viktor, era el momento perfecto para hablar con él y contarle como de bonito era hotel que le habían asignado y lo mucho que le gustaría que estuviese ahí sumergido en el agua junto a él.

-Horacio?,- contestó el ruso.
-Hola bebé, ¿cómo estás?,-
-Aún estaba durmiendo, ¿acabas de llegar?-
-No, llegué hace como una hora, coloqué mis cosas y ahora estoy metido en la bañera disfrutando de un agradable baño, ¡tendrías que ver lo grande que es!, aquí cabemos los dos tranquilamente-
-Mi amor, no me hagas dejar el trabajo y coger un vuelo hasta allí ahora mismo por favor,- dijo el ruso haciendo al chico reir.
-Seguro que serías capaz, algún dia cuando seamos nuestros propios jefes y nos vaya bien tenemos que venir juntos-
-¿Es otra promesa?-
-Por supuesto que si-

-Bueno y ¿qué tal el viaje?, ¿estás cansado?-
-La verdad es que si, me iva a echar un rato pero he visto esta increíble bañera y no he podido resistirme-
-Es normal, espero que disfrutes mucho y luego vayas a descansar mi amor, yo necesito tambien dormir un par de horas más, sabes que hoy entro antes al trabajo.-
-Lo sé, solo quería oir tu voz, ni he mirado la hora. Esta tarde cuando acabes tu turno, llámame y hablamos si no estoy muy ocupado...no sé cuanto tiempo estaremos cocinando en el stand, si no puedo cogerte el telefóno, en cuanto esté libre te llamo vale bebé, descansa mucho, te quiero.-
-Yo también te quiero-

Érase una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora