Cap.15

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-Oye papá,- interrumpía Nadia el relato del de cresta.
-Dime mi niña, ¿qué ocurre?,- contestó prestando toda su atención a su pequeña.
Estaban los dos en la habitación de la menor, Horacio maquillaba el rostro de su hija, al final no había querido ponerse el traje de Bella ya que le faltaba su bestia, asique habían decidido hacer otra cosa mientras seguía contándole su historia.

-¿Por qué le pasan tantas cosas malas a los chicos de tu cuento?,- preguntó dejando a su padre atónito.
-Verás cielo, a veces en la vida hay momentos buenos pero tambien malos, siempre hay que luchar y pelear para intentar resolver los malos de la mejor manera posible, inavetiblemente también en tu vida los habrá aunque, ¿sabes qué?,- le explicaba el chico.
-¿Qué?,-preguntó la niña con interés.
-Siempre estaré a tu lado apoyándote y ayudándote en lo que necesites princesa.-
-¿Siempre?,- dijo mirando fijamente al chef.
-Siempre.-
-¿Y papi también estará siempre?,-
-Si, papi también estará,- Horacio suspiró y volvió a poner una sonrisa mientras seguía maquillando a su hija, le estaba pintando una gran mariposa azul en el rostro, en los ojos y mejillas se posaban las grandes alas las cuales estaba llenando de purpurina, -está quedando preciosa-, pensó.

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La chef rusa ardía de la ira, era una persona caprichosa y cuando algo se le antojaba, no paraba hasta conseguirlo. Se había quedado prendada de Viktor, había intentado por las malas tener algo más con él lo cual había desencadenado en el peliplata huyendo de ella.

Tenía dos opciones, o intentaba disculparse y acabar bien con el cocinero, o pasar a un plan B el cual consistía en intentar separarle de Horacio de alguna manera, no los conocía bien asique no sabía por donde atacar la relación, por lo que decidió portarse bien con él ese día para que el chico no se fuera tan enfadado, ya vería en el futuro de qué manera ganaría su confianza y su atención.

El servicio comenzó y todos trabajaban sin descanso, no había mucho volumen de trabajo ese día pero los comensales tenían las reservas en horas muy parecidas llegando todos a la vez, haciendo que tuvieran que ser rápidos para sacar los platos a la hora comandada por los camareros.

-Viktor, ¿puedes ayudarme aquí por favor?,- pedía la pelirroja a su ayudante con una amplia sonrisa.
El ruso fué hasta la zona de planchas con cierta duda, ella no solía pedir ninguna clase de ayuda a nadie y eso le hacía estar alerta. Cuando llegó vió como tenía muchas piezas de carne por salir y sí que era verdad que estaba agobiada, se puso a montar los platos y a terminar las guarniciones para poder adelantar trabajo.

El dia pasó de lo más tranquilo entre ellos, la chef elogiaba a cada rato la labor de su compañero haciendo que trabajaran agusto y en paz lo cual a Viktor le ayudó bastante en su estado de ánimo haciendo que el ambiente fuera relajado.

Cuando estaban por terminar la jornada la mujer se acercó a Volkov, puso una mano en su hombro y se quitó el gorro protector que debían llevar dentro de la cocina por motivos de higiene, haciendo que su larga cabellera ondulada cayera por sus hombros dándole un aspecto de lo más sensual. Miró fijamente al ruso y comenzó a despedirse.

-Hoy ha sido un gran día, hacemos buen equipo cuando trabajamos en armonía, ¿no creés?,-
-Si, la verdad es que, cuando te comportas como la profesional que eres, se puede trabajar muy agusto contigo Katia, es una lástima que todo se haya torcido, pero mi marcha es lo mejor para todos,- contestó Viktor sin poder apartar la vista de sus oscuros ojos azules.

-Bueno, aquí siempre tendrás tu puesto por si algún día quieres volver, aparte de una amiga, si tu quieres claro, me gustaría poder empezar de cero contigo, llámame alguna vez si necesitas cualquier cosa, tomar algo para despejarte, o simplemente hablar, me he confundido con mi actitud y quiero arreglarlo, te deseo mucha suerte, de corazón.-

Érase una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora