Érase una vez...

Cap.14

-¿Para qué has escrito a Greco?, - preguntó Viktor muy intrigado, tenía cierto miedo de saber qué era lo que había pasado por la mente de su pareja ya que era conocedor de su impulsividad. Pensó que si era un cambio para los dos, debería haberlo consultado con él, sabía que acabaría cediendo y apoyándolo en todo lo que hiciera pero al menos habría estado informado y podrían haber hablado de ello antes de mandar ese mensaje.

-A ver, he pensado en nosotros, todo lo que nos ha pasado estos dias, lo de Dex, lo de Katia, los cambios y bueno, ha pasado una idea por mi cabeza. A Greco solo le he puesto en el mensaje que necesito que nos reunamos mañana los tres con urgencia, que tenemos algo que proponerle.-
-Ah, pensaba que le habías dicho ya el plan que tienes en mente.-
-No bebé, antes debo hablarlo contigo, es un cambio para ambos,- le tranquilizó el menor.

Subieron a la habitación acordando que hablarían de ello tranquilamente mientras se acomodaban para después dormir, se sentaron en la cama, uno frente al otro con las rodillas dobladas reposando en el colchón. Horacio cogió las manos del ruso y comenzó a contarle lo que tenía pensado proponerle a su jefe.

-Bueno, mañana quiero comentarle a Greco que nos quedemos tu y yo con el restaurante donde yo estoy, en el que hemos trabajado un año juntos, no en plan comprárselo, sé que es muy caro, pero sí como socios, a partes iguales. Lo llevaremos juntos y él solo tendrá que venir para que ajustemos las cuentas, las decisiones serán únicamente nuestras, contando con su aprobación, claro.-

Viktor se quedó atónito, su pareja había tenido una idea maravillosa, era arriesgada, sabía que tendrían que invertir algo de dinero, su jefe ya les diría la cantidad, sabía que iban a tener que trabajar muy duro, a parte de quedarse más horas pero, estarían juntos y si todo iba bien, recuperarían lo invertido más una buena cantidad de dinero mensual en forma de ganacias.

-Es una idea fantástica, es increíble Horacio, es aventurarse en algo incierto, no sabemos si el restaurante mantendrá la cantidad de clientela habitual siempre pero, podemos cambiar la carta, ofrecer alternativas al menú que tenemos ahora, tendremos que luchar para conseguirlo pero, lo haremos juntos, cuentas con mi apoyo amor.-

Los ojos del de cresta se abrieron mucho, era una grata sorpresa que el ruso no relatara todos los contras y solo se quedara con los pros, era algo inaudito, tenía su autorización para hablar por él y apoyaba esta idea que podría llevarlos más cerca de su sueño, de echo era como estar cumpliéndolo parcialmente, el local no sería suyo del todo pero nadie estaría por encima de ellos porque si Greco aceptaba, sería su igual, dejaría de ser su jefe para convertirse en su socio, más todas las ganancias que recogerían las cuales intentarían ahorrar para un futuro.

-¿Estás de acuerdo entonces?, - preguntó con la más amplia de las sonrisas apretando las manos del peliplata con fuerza.
-Si, estoy de acuerdo en todo, solo queda ver qué opina Greco de esto y qué condiciones pone.-
-Sea como sea, estoy muy ilusionado, si acepta, haremos una plantilla con personas que trabajemos agusto, en armonía, que sean eficientes. Debemos formar un buen equipo que responda bien, hay que mantener el nivel y hacer que mejore el negocio.- propuso el chef.
-Si, hay que mirar bien quien estará en nuestro restaurante, Alanna es indiscutible pero, a las otras dos personas no las conozco, hay que elegir entre los que están o contratar personal nuevo.-
-Bueno, eso ya lo podemos mirar mañana mas tranquilamente.-

Se miraron durante unos minutos sin poder quitar las sonrisas de sus rostros, estaban pletóricos, tenían muchos planes para ese restaurante. Se besaron sellando la promesa de tirar juntos hacia delante, intentando apartar todo lo nocivo que había en sus vidas, centrándose en el trabajo para labrarse un futuro juntos.

Un pitido les sacó de su burbuja, el móvil de Horacio vibró junto al sonido y éste se incorporó para cogerlo con prisa, a estas horas solo podía ser la respuesta de Greco.