Un largo tiempo pasó y Horacio tenía una vida nueva, estaba feliz de poder por fín tener su propio negocio, sin socios, sin peleas, sin agobios y sin nadie quien le pusiera impedimentos sobre lo que él quería hacer, lo hacía porque sí, porque era el dueño de su propio local.
Después de renunciar al negocio que tantos éxitos y dolores de cabeza le había dado, el chef arregló su situación con Greco, sabía que si en algún momento pasaba esto, su casa era el aval que tenía y no quería perderla ahora que ya era suya por fín, sin deudas que lo impidieran.
Habló con el de barba y le propuso firmar un reconocimiento de deuda con el fin de solventar las pérdidas que pudiera ocasionar su marcha más los inconvenientes así que ese mes, todo lo que había ganado se lo dejó a su socio más una suma de dinero no muy alta que acordaron que el muchacho le depositara en los meses siguientes.
Horacio se marchó unos dias fuera de la ciudad para descansar y recuperar la energía que tanto trabajo y estrés le había quitado, se fué a un pueblo costero a unas dos horas de la ciudad en el que apenas habían habitantes, alquiló una chocita de madera justo en una cala muy bella que había visto por internet la cual estaba apartada de todo.
Estuvo unos diez dias allí, relajándose, cocinando lo que pescaba, escuchando música y bañándose en el mar, que era lo que más disfrutaba. Por las tardes se sentaba en el muelle de madera que había de camino hasta el rompeolas y contemplaba la puesta de sol, era uno de sus momentos favoritos del día, ahí era donde pensaba qué es lo quería hacer a su vuelta y cómo lo quería.
Decidió que la mejor opción era coger parte del dinero que había ahorrado durante ese año e invertirlo en un local para él, no quería un lugar grande ni ostentoso, solo quería tener un sitio donde elaborar sus platos y que la gente disfrutara de ellos, con unas cuantas mesas y poco personal le bastaba, solo necesitaba tener algo a lo que llamar suyo, por eso había luchado durante tantos años.
De vuelta a la ciudad, se puso manos a la obra y comenzó a buscar locales ya montados, tampoco tenía tanto dinero como para reformalos a su gusto, eso ya lo haría con el tiempo si es que podía y todo marchaba bien. Visitó varios restaurantes, algunos estaban bien montados pero mal ubicados, otros necesitaban una gran reforma asi que los descartaba por completo, hasta que una tarde visitó un lugar que le hizo sonreir y dar un vuelco a su corazón.
Era un barrio muy bonito, estaba cerca del centro pero lejos del bullicio, había un parque gigante lleno de aŕboles y flores, las vistas eran espectaculares desde dentro del local. Estaba bien montado, era moderno pero acogedor, en tonos azul cielo y blanco, le hizo gracia ver como coincidía con el tono de su cresta.
Tenía unas doce mesas de los mismos tonos, todas perfectamente montadas y cada una con flores frescas adornando como centro de mesa, había manteles bordados a juego con las servilletas y la cocina era pequeña pero estaba muy bien equipada, no necesitaba más.
Habló con el dueño quien le comentó que quería dejar el negocio porque se iba de la ciudad, estaba funcionando actualmente asi que ya contaba con personal de su confianza y cierta clientela habitual, solo tenía que cambiar las cosas a su gusto, el sistema de trabajo y adaptar la carta a como él quería que fuera.
No era cara la compra asi que sin pensarlo mucho, aceptó y se quedó con ese lugar que tanto le había gustado. Firmaron el traspaso y a los dos días ya estaba preparando todo para empezar a trabajar. Había dos camareros, Parker y Blake, y un ayudante de cocina, Willy, se quedó con todos tras la marcha del dueño para probar a trabajar junto a ellos y decidir si dejarlos como personal fijo o contratar a gente nueva.
Cambió la carta a su gusto añadiendo platos y quitando otros, habló con su personal para que le contaran lo que los clientes más demandaban y así ajustarla.
Comenzó a trabajar con muchas ganas y sabiendo que ahora lo que hacía era solo por y para él.
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Érase una vez...
RandomHoracio cuenta un cuento a su hija, es la historia de como Viktor y él se conocieron y pasaron por muchas dificultades hasta poder acabar juntos. Presente y pasado entremezclados para llegar a un final...¿feliz?.