Cap.21

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-Horacio despierta,- el ruso llamaba a su chico al cual como siempre, le costaba un mundo despertarse.
-Uhhmm,- hacía ruiditos tiernos pidiendo que le dejase dormir un poco más.
-Venga mi amor, he preparado el desayuno y se va a enfriar, levanta,- insistía.
-Voy, ya me levanto, ves bajando,- le apartaba con la mano ya que el mayor estaba agachado y le cogía del brazo.

-No, de eso nada, en cuanto salga de la habitación volverás a dormirte,- decía divertido.
-Vaaaale,- alargó mucho esa A.

-Papá, levanta, hay que ir al cole y voy a llegar tarde,- la pequeña se subió a la cama y comenzó a saltar al lado de donde descansaba el de cresta.
-Estáis los dos en mi contra,- se desperezó y rascó los ojos sentándose en la cama y mirando a su familia que le observaba sonriente.

Bajaron después de que el chef se aseara y arreglara, desayunaron juntos y después se montaron en el coche para poder llevar a la niña al colegio. Una vez la dejaron allí, fueron a hacer unas compras para esos dias que tendrían libres, cocinarían juntos y debían comprar todos los ingredientes que les hacían falta.

Por el supermercado iban cogidos de la mano, se miraban de vez en cuando soltando alguna risilla que se les escapaba al verse como dos enamorados que recien habían empezado su relación, estos dos meses separados habían hecho mella en sus corazones y se necesitaban.

Cuando terminaron de comprar fueron a casa, colocaron juntos la compra y hasta que llegara la hora de la comida, decidieron salir al porche para tomar un vino blanco con un aperitivo de queso que prepararon.

Se sentaron en el columpio y disfrutaron de aquel soleado día y del aroma de las flores de su jardín.
-Hoy tengo planes para nosotros,- dijo el ruso mirando al horizonte.
-Ah, ¿Si?,- le miró sorprendido el chef.
-Esta noche vienen Alanna y Jhon a cenar y a dormir a casa,- le contaba.

-¿Cómo que a dormir?, A ver, podemos dejarles la habitación de invitados pero avísame porque hay que prepararla,- preguntó extrañado ya que nunca se quedaban.
-No hace falta, si tu y yo no dormimos hoy en casa, no te preocupes por eso,-
-¿A qué te refieres?,-
-He reservado la chocita en la que te quedaste cuando.., bueno, cuando te fuiste aquella vez hace años, ¿la recuerdas?, tú me contaste lo mucho que te gustó aquella isla y la tranquilidad que se respira allí, he hablado con Alanna y se van a quedar dos dias al cuidado de Nadia para que tu y yo nos relajemos y nos dediquemos tiempo, salimos esta tarde,- le explicó el peliplata su plan.

-Pero, no sé qué decir bebé, es.., es maravilloso, no tengo palabras, lo necesitábamos mucho, gracias,- decia emocionado.
Ambos se abrazaron y unieron sus labios tiernamente en un beso suave.

Entraron en casa y fueron a la habitación para preparar una maleta con algo de ropa y otra con productos de higiene, bajaron nuevamente para hacer la comida y una vez estuvo lista, se sentaron a disfrutar de su elaboración conjunta.

Una vez terminaron, mientras el de ojos bicolor preparaba un café para ambos, el mayor le esperaba en la mesa, el chico llevó los cafés y ambos disfrutaron de un rato de sobremesa charlando como hacía mucho tiempo no lo hacían.

-Vamos a recoger a la peque al cole,- se fué a levantar Horacio pero fué frenado por la mano del ruso que cogíó su brazo y tiró suavemente de él para sentarlo en sus piernas y abrazarlo.
-Van a ir a recogerla Alanna y Jhon y la llevarán al parque, le van a decir que nos hemos ido a trabajar un par de dias fuera pero, no creo que ni se acuerde de nosotros cuando vea a Alanna,- decía divertido,- sabes cuánto la quiere y las horas que pasan juntas peinándose y maquillándose,- se reía recordando las interminables tardes de aquellas dos en la habitación de la pequeña.

-Si, cuando viene a visitarnos no nos hacen ni caso,- añadía el chef a la anécdota también riendo.
-Pues prepárate que salimos ya,- le empujó levemente para que se levantara de su regazo y subió a por las maletas para poder bajarlas y meterlas en el maletero del coche.

Érase una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora