El Esposo del Rey

Capítulo 1

El gélido aire me erizaba la piel, el cielo se encontraba repleto de nubes dando la sensación de que una fuerte tormenta se avecinaba, y si no sucedida a mi alrededor, en mi interior sí iba a efectuarse. Me encontraba en el jardín, observando las hermosas flores que se mecían de un lado al otro, mi mente estaba repleta de pensamientos, ideando un plan para escapar de lo que se avecinaba.

Hannes —Mi madre —Me había comentado que hoy vendría un importante alfa a visitarme y que debía de verme perfecto; porque era un gran partido.

Cuando él me comento eso, solo pude pensar; cuantas veces más tendré que pasar por esto, siempre que mi madre tiene oportunidad, me presenta a diversos alfas, desde generales hasta grandes comerciantes, todos tontos que no hacen más que hablar sobre lo que tiene y lo afortunado que soy de que se fijen en mí. Un puñado de imbéciles en lo que a mí respecta.

Las veces anteriores, logré que mi madre se retractara de la posibilidad de volverme el esposo de alguno de ellos, con le excusa de que existían mejores y si me entregaba, luego se arrepentiría, pero eso fue antes.

Ahora ya tengo casi veinte, y mi madre se encuentra nervioso; porque de seguir así, cree que me quedaré soltero toda la vida.

En cuanto a mí, esa sería la mejor opción, al menos así tendría la posibilidad de decidir.

Ya que entre mis aspiraciones; no está el casarme con cualquiera, al contrario, deseo estudiar y sobresalir por mérito propio, no por ser el esposo de alguien importante, pero sobre todo quisiera dejar de ser visto como simple mercancía.

—Eren —La voz de mi madre me sacó de mis pensamientos, rompiendo mi tranquilidad. Arrugue mi nariz y mi mirada se volvió expectante al verlo tan emocionado, ya que nunca se veía de tan buen humor.

—¿Necesitas algo, madre? —Solté de forma suave, mientras se situaba un nudo en mi garganta. Porque ya me hacía una idea del motivo de su felicidad.

—Sí —Me respondió de manera seca y directa —Ya ha llegado la visita y te espera en el salón principal. Apresúrate y no prologues más lo inevitable Me dijo mientras se adentraba en la casa.

Un sonoro suspiro salió de mis labios, para luego seguir los pasos de mi madre. Caminada de modo lento y sin ánimos de atravesar esto otra vez.

Cuando estaba a punto de llegar a la sala, me detuve abruptamente. Un fuerte olor a té negro y menta inundo mi nariz, provocando una leve curiosidad en mí. Porque en comparación con los anteriores alfas, este dejaba salir su olor de manera sutil, pero dominante, sin llegar a ser agresivo; como si no necesitara de su parte alfa para demostrar su valor.

Algo bastante extraño de presenciar, debido a que todos los alfas de alto rango son unos tontos, a los que les gusta demostrar por medio de sus feromonas su jerarquía y poder.

Cuando di un paso dentro del salón pude ver; que esta vez no habría escapatoria para el compromiso, es decir, no existía hombre más relevante que el que se encontraba en el salón ahora.

El rey, un imponente alfa que ha logrado hacer grandes avances en los cinco años que ha estado a cargo.

Este había asumido la corona a los dieciocho años y desde entonces todos los recursos del reino ha sido aprovechados. Aumento el comercio exterior y mejoro las relaciones internacionales entre los países vecinos, previendo así cualquier tipo de guerra.

Era simplemente increíble que alguien tan joven hiciera posible tanto, muchos al principio estaban renuente ante la idea de que él tomara las riendas del reino. Por lo que, cuando la reina Kuchel anuncio que ya era momento de cederle la corona a su hijo. Se desarrollaron varios disturbios y molestias dentro de los habitantes del reino, sobre todo en las regiones de Sina y Rose, que eran las que albergaban a las familias más importantes del reino; esto por miedo a perder su buena vida. Si el joven heredero tomaba decisiones que afectaran la economía del territorio.