Capítulo 28

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Después de una relajante estancia en el templo del sacerdote Auruo, la feliz pareja había vuelto a la casa de verano, con una increíble sensación de paz y calma. Pero, el sentimiento no tardó en evaporarse; cuando Carla les comentó que tenían una visita.

Levi miró con desaprobación a la omega, nada más enterarse. No podía tomar ese tipo de decisiones tan a la ligera, ya que la seguridad de Eren, pendía de un fino hilo.

Eren, por su parte, se mostró curioso. Estaba deseando que se tratara de Marco o de Bertolt, que habían venido a visitarlo para ver cómo se encontraba. Acarició la mejilla de su esposo, tratando de calmarlo, ya que se veía muy tenso y preocupado.

—No pasa nada, Levi. —Le habló con voz calmada. —Carla ha dicho que es un amigo de la infancia, no creo que nadie sea tan tonto para mentir con eso y meterse en la boca del lobo.

El castaño le dedicó una pequeña sonrisa. Ni por asomo pensaba que esa visita podría ser Reiner, no lo creía con agallas para ir por él.

Ackerman sujetó con suavidad la delgada muñeca de su omega, y lo miró fijamente.

—No me importa que tus amigos te visiten, Eren. Pueden venir cuando quieran, sé que estando encerrado te aburres mucho. Pero, primero, quiero asegurarme de que la persona que ha venido a verte, no es una amenaza. ¿Lo comprendes?

El mencionado afirmó lentamente con la cabeza. Levi no estaba dispuesto a permitir que lo volvieran a traicionar.

—Eren... —Carla evitó mirar a su hijo directamente a los ojos. —¿Le digo a tu amigo que puede pasar?

El castaño se acercó a su madre, y la observó con ojos compasivos. Durante ese retiro en el templo, había encontrado una profunda paz espiritual, y había tenido tiempo de sobra para reflexionar, sobre los motivos de sus padres para haberle dejado atrás. Comprendía que querían esconderle de Keith, pero necesitaba aclarar demasiadas cosas.

—Carla... —Susurró. —No, mamá. —Se corrigió, con determinación. Se le hacía raro llamarle así, pero acabaría acostumbrándose. —Después quiero hablar contigo y con papá. Quiero aclararlo todo, creo que estoy abierto a escuchar sus explicaciones.

Cuando el castaño llamó a Carla "mamá", a la omega le dio un vuelco el corazón. Esa palabra sonaba demasiado bien. Ella era la mamá de Eren, y su niño la había reconocido directamente. Casi rompe a llorar allí mismo; de la emoción del momento, pero decidió contenerse, y guardarlo para después. Luego iría a contárselo a Grisha, quien, seguramente seguía en su cuarto, indagando entre los libros, alguna forma de derrotar a Keith.

—Por supuesto, Eren. —Carla acarició la sonrojada mejilla de su bebé. —Hablaremos cuando tú quieras, tu padre y yo estaremos siempre disponibles para ti.

Levi esbozó una sonrisa, sintiéndose muy feliz por su esposo. Poco a poco iba cerrando heridas, y se alegraba tanto de que Eren estuviera eliminando los obstáculos en su vida, por voluntad propia, para estar en paz con los demás y consigo mismo. Se sentía muy orgulloso de él, no solo porque era su esposo y su omega. También lo admiraba como persona. Era alguien maravilloso.

—Gracias, mamá. —Susurró, cerrando los ojos. Era muy tranquilizador sentir la mano de su madre, sobre su mejilla. Y su aroma. Por fin podía saber qué aroma tenía Carla, ya que había dejado de tomar sus supresores. No los necesitaba, porque el olor de Kuchel siempre estaba en ella, y los demás alfas percibían que la omega ya estaba con alguien.

Aún no se notaba demasiado, porque el efecto de los supresores tardaría en desaparecer por completo, pero, Carla olía a cerezas. Era un aroma muy dulce y tranquilizador, igual que el de su padre.

El Esposo del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora