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"¿Un dios pedofilo?"


Panza suave y peluda.

Sus patitas jugaban con el corto mechón de cabello que Stolas sostenía entre sus dedos. Los ronroneos del regordete gato, El Señor Calabacín, se mezclaban con el ruido urbano que la plaza le proporcionaba.

La niña no le tomaba mucha importancia a la estética, por eso mismo permanecía boca abajo y valanceando sus pálidas piernas. En sus labios descansaba una paleta de fresa, la cual había teñido su lengua de un bochornoso tono rojo Chillón.

El Señor Calabacín se lamia sus patitas mientras miraba con ojos grandes la curiosa figura que se acercaba a las espaldas de la extraña cachorra humana que sin falta le llevaba todos los días comida a el y a sus hermanos felinos.

Stolas sintió como el sol que la bañaba era eclipsado por una silueta masculina. Con tranquilidad se volvió en dirección al desconocido para mirarlo por encima del hombro; Era un niño bastante grande, de cabello negro con un corte similar al de Baji y ojos afilados .

Este la miraba furioso.

_¿Podrías tener un poco de pudor? Estas al frente de la casa de dios mostrando el trasero, niña _ Gruñó en su dirección.

La chica no cambió su expresión de hastío, así mismo bajó la mirada y se encontró con que su falda estaba un poco levantada; Sus piernas se lucían en toda su máxima expresión al igual que las finas bragas con dibujos de fresas.

Muy infantiles.

_No estoy mostrando mi trasero, en todo caso ese tal Dios es un bastardo pervertido por estarle mirando el culo a una niña desde su casa..._ Declaró de manera calma la pequeña ojiazul.

El niño frunció su ceño tan fuerte que una gruesa vena comenzó a latir en su frente.

_¿Como puedes insultar a dios de forma tan descarada? _ Cuestionó cruzándose de brazos y masajeando el tabique de su nariz con sus dedos _ ¿Sabes que? No tengo tiempo que perder con alguien como tú; Lárgate de aquí por que estas incomodado a los hombres de la iglesia.

Stolas se volvió completamente sobre si misma, apoyando todo su peso en los codos. Con la mirada ya un tanto irritada observó en dirección a la iglesia para encontrarse con tres hombres ya maduros y un cura anciano mirándola fijamente, con ese asqueroso fuego en la mirada.

_¿Gente como yo?_ Preguntó levantando una ceja en su dirección _ ¿Que quieres decir con eso?.

El varón pareció algo incómodo con la pregunta.

_ ¿En verdad lo preguntas?_ Cuestionó _ Los Gaijins como tú son problematicos y descarados; Es entendible que no tengas modales por que... Bueno, los Mexicanos-_ Stolas lo cortó.

_¿De que mierdas hablas, Puto loco Bastardo?_ Gruñó poniéndose de pié y encarandolo _ Asumes que por ser Latinoamericana debo ser problematica y descarada y ¿Mexicana? ¡Dios mío!_ Stolas estaba roja por la rabia e incluso sus ojos grandes se veían llenos de lágrimas.

El varón sintió su estómago caliente y, por alguna extraña razón, ese calor se extendió a su rostro cuando ante la furia del menor su miembro inferior más inexperto palpito como si de un segundo corazón se tratara.

_ Eso fue lo más Racista, Clasista, Sexista y Xenofobo que oí en toda mi vida... Tu... Dios mío..._ Chilló con frustración, finalmente solo suspiró con resignación y lo miró de pies a cabeza _ ¿Que crees que piense tu estúpido dios si ve que detrás de esa bonita ropa formal se esconde una basura con la mente tan podrida?...

El varón se quedó en silencio mirándola. No conocía a esa chica y sólo se había acercado a echarla por que asumió que los honorables hermanos de la iglesia les molestaba la vista.

S H O R T Y  IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora