S H O R T Y I

30

"Un olor peculiar"

_¡Mamá, estoy en casa!_ Anunció desde la puerta mientras dejaba caer con fuerza la bolsa plástica con sus pertenecías.

Había estado detenida cinco días y en verdad se sintió como una eternidad; Lo único rescatable era que gracias a tus esfuerzos y los de Kazutora, Baji había sido puesto en libertad el mismo día del encierro, siendo el Hanemiya y Stolas los únicos en verdad afectados.

Lo de ella no era nada de otro mundo, simplemente permanecío más tiempo por el hecho de que nadie había pagado la fianza para dejarla en libertad. Otra cosa buena era el hecho de haber podido hablar con Kazutora cuando se estaba marchando.

El la miró con tristeza y desesperación, no quería quedarse ahí como un criminal. Pero lo era, era un asesino.

"_Tranquilo..." Se recordó murmurar con una sonrisa tan vacía que no llegaba a sus labios "_Te sacaré de aquí, amigo, lo prometo..." Y no era una mentira.

Tenía quince años de condena por homicidio y una gran fianza por pagar. Pero no pudo evitar jurarse a sí misma que lo ayudaría cuando el le regalo una sonrisa esperanzada.

Stolas suspiró.

_¡Mamí! _ Gritó nuevamente sin obtener respuesta.

Había un suave olor dulzón tan asqueroso que le hizo arrugar la nariz con molestia. Lo atribuyo a algo de comida putrefacta ya que vio varias moscas husmeando por la sala y la cocina como turistas en un parque veneciano.

_Mamá~ ¿Estas en el baño~?_ Canturreo mientra subía las escaleras.

El hediondo aroma se intensifico como la mierda ni bien puso un pie en el piso superior de la casa, arrancando una ruidosa arcada de su vacío estómago. Eso no era normal, el olor tan dulce que la mareaba.

_¡Ma-mamí!_ Siguió llamando como una cría asustada, Lloriqueando por atención. Su garganta se cerraba haciendo que una tos húmeda y rasposa le hiciera doler los pulmones y lagrimear los ojos.

Sus piernas la guiaron hasta el cuarto de su madre a Tientas, ya que por lo vidrioso de sus ojos no podía ver con claridad que sucedía. Abrió la puerta con sus manos temblorosas y cuando torpemente intentó entrar algo duro que pendía del techo se lo impidió, mandandola de culo al suelo de lleno.

Se restrego los ojos hasta deshacerse por completo de las lágrimas, sus faros hicieron lo posible por enfocar con claridad que era aquello que la había golpeado y cuando lo hizo, no quiso otra cosa que llorar.

_¿M-Mamí? _ Susurró y posteriormente solo recordó el desgarrador gritó que atravesó sus cuerdas vocales.

El cabello rojo de Victoria ahora se veía de un desagradable tono naranjos y quebradizo; Sus ojos abiertos tenían una capa lechosa y vacía sobre el iris chocolatoso y pupila negra; Su piel gris azulada, tan enfermiza, resaltaba gracias a las ojeras y labios morados profundos en su rostro.

Estaba fría y rígida, colgando de una soga abrazada a su cuello como una rústica gargantilla; Esa no era su Mamá pero... Se veía tan parecida...

Manchas moradas en sus piernas y manos de la sangre acumulada llamaron su atención a medida que entre lágrimas se ponía de pié; Victoria estaba muerta.

Se había suicidado.

Con cuidado la menor cortó la soga que mantenía a su madre sostenía a un metro del suelo y, haciendo uso de toda su fuerza y abrazando el cadáver rígido contra su pecho, lentamente se dejó caer al suelo y permitió que los sollozos.

_M-Mamí... Despierta ¿Si...?_ Susurró peinando su cabello con dificultad.

Con los labios muy apretados beso la piel fría y gomosa de la frente de Victoria, tragando un doloroso alarido en el acto.