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"Ojo por ojo y Diente por diente"

Stolas había regresado a su hogar algo tarde por la noche. Ese día había sido pesado ya que Ran-Sempai y Rindo-Sempai habían sido llevados al internado por culpa de una gran pelea que había causado grandes destrozos en Roppongi.

La fémina había hablado con el abogado de los Haitani y tendría que esperar para pagar la fianza al menos cuatro meses o duplicar lo pedido. La ojiazul se rasco la mejilla mientras se quitaba los tacones negros y en su lugar se colocaba las pantuflas de ínterior. Grandes marcas rojizas y pequeñas heridas de piel desgarrada resaltaban sobre sus pies adoloridos.

Stolas se arrastró hasia el cuarto de su madre con la intención de avisarle que ya había regresado; A medio camino algo llamó su atención y con curiosidad se agacho para tomar con las puntas de sus dedos aquello que irrumpia la quietud y prolijidad de su hogar.

Una camiseta blanca grande y con algunas pequeñas manchas de grasa negra en ella, olía a perfume de hombre y ropa limpia, con un minusculo toque a cigarrillos baratos.

Frunció el ceño con extrañeza, ella tenía el nombre del dueño de esa prenda en la punta de la lengua y solo luego de oír aquella voz ya conocida pudo escupilo en un breve siseo.

_¿Shinchiro-kun?_ Susurró mordiendose la mejilla y con brusquedad subió cada escalón restante.

Se sentía enferma derrepente y sin el deseo de atrasar lo inevitable no dudó en darle un fuerte empujón a la puerta para darse de lleno con la imagen más aberrante a su parecer que alguna vez pudiera imaginar su morbosa mente.

Su madre yacía desnuda en su cama recibiendo gustosa el placer que el pelinegro le ofrecía en forma de rítmicas embestidas que llevaban olas de satisfacción a lo más profundo de su ser. La menor sintió su estómago resolverse mientras los lascivos sonidos del cohito y sus gmidos invadían el cuarto en cada esquina de este.

Stolas trago el nudo en su garganta y apretó la mandíbula.

_Ya estoy en casa, Mamí _ Declaró con voz venenosa.

Una sonrisa fina y amarga estiró las comisuras de sus labios al verlos separarse con rapidez.

_¡¡Hi-Hija!! ¡Esto no...!_ Intentó explicar la peliroja mayor cubriendo su desnudez con las sábanas de si cama_ No es lo que tu crees...

_Dejanos explicarte...

Stolas dio unos cuantos pasos en dirección a ellos y despectivamente dejó caer la camiseta blanca en la cama, transformando su rostro de desagrado en una sonrisita falsa tan típica de ella.

_Lo que yo creo es que eres una puta zorra_ Murmuró en dirección a la mujer_ Si, una Zorra con todas las letras...

_Cariño, yo-_Stolas borró todo rastro de falsa emoción en sus facciones y no dudó en gritarle a la cara.

_¡¡TU CAYATE!!_ Exigió _ Tenias a todos los hombres que quisieras, todos ellos eran tuyos, pero no; Tu preferiste revolcarte con el único chico que te pedí respetar...

Río amargamente la niña y sintió lágrimas calientes bañar su rostro pálido.

_¿En serio, mamá? Incluso podría ser tu hijo...

Sentía rabia.

_Stolas-chan..._ Shinchiro Intentó intervenir pero la culpa lo carcomia, el le había mentido a la pelinegra solo para poder meterse con su madre.

La ojiazul chasqueo su lengua con incrédulidad.

_Tu también cayate, No eres tan diferente de Takeomi después de todo ¿No es así? _ Se mofo_ Piensas con la cabeza de entre tus piernas...

S H O R T Y  IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora