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"Ladrón que roba a otro ladrón..."

Stolas llevaba ya varios minutos parada en la puerta de la biblioteca publica con aquella ridícula pañoleta morada en su muñeca.

El cigarrillo en sus labios ardía fervientemente mientras algunas motas de cenizas caían sobre sus lindos tacones de rebaja.

La corta falda negra se amoldaba a unas lindas caderas que recién comenzaban a desarrollarse y el suéter azul oscuro con cuello de tortuga semi-ocultaba unos pequeño senos muy sutiles.

Se había maquillado.

Base, labial, rimel, rubor y sombra. La pelinegra se veía como una adolescente poco crecida; Sus ojos opacos viajaban de un lado a otro esperando encontrarse con un hombre intimidante y ya bastante adulto.

Experimentado.

Grande fue su sorpresa cuando un pequeño pelinegro sonrojado apareció en su campo de visión,  fijamente la observaba a aproximadamente siete metros de distancia y no pudo evitar sonreír.

Ella caminó en su dirección utilizando una postura que junto a Ran, un fanático de las pasarelas, había practicado miles de veces.

Pecho afuera, hombros atrás,  cuello estirado y mentón en alto; pasos firmes y cruzados un una mirada profunda y seductora.

Debía imponer respeto.

_¿Chico de oro?_ Preguntó una vez lo tuvo al frente.

Le sacaba aproximadamente quince centímetros y eso le gustaba bastante. El niño la miró por varios segundos en silencio y finalmente hablo.

_Eres tu... Te imaginé más pequeña...

La fémina puso la cabeza de costado y sin dudarlo sonrió. Extendió su mano con elegancia y el chico se sonrojó aún más, parecía sacada de un desfile.

_Stolas Shiva, es un placer...

Dudó,  pero respondió el saludo.

_Hajime Kokonoi, el placer es mío...

Ambos se miraron por varios segundos.

_Vamos a un café ¿Gustas? Yo invito _ Se apresuró a sugerir el chico y sin recibir una negativa, partieron.

°•°•°•°•°•◇•°•°•°•°•°

Kokonoi agregó otra cucharada de azúcar a su café y lo removió.

_Ahora que estamos en persona, Dime, Kokonoi ¿Cual es la razón por la cual estas tan desesperado por conseguir dinero del que me hablaste? _ Cuestionó la fémina y el ojinegro se detuvo.

Se sentía cohibido como para hablar de eso con una chica a la cual acababa de conocer en persona.

_Si no te sientes cómodo, no digas nada_  Comentó la fémina _ No es necesario que lo hagas... Solo necesario saber ¿Que tan dispuesto estas a sacrificarte para conseguir ese dinero?.

Ambos permanecieron en silencio. Stolas traía algo grande entre manos y esperaba encontrar en el chico alguien igual de ambicioso que ella, dispuesto a todo para conseguir su objetivo.

Pero el no respondió.

_Bien... Fue bueno conocerte, Kokonoi..._ Musito la chica poniéndose de pie_ Hasta luego...

La pelinegra se encaminó en dirección a la salida dispuesta a largarse, cuando la voz del chico la detuvo.

_Todo... Haré todo..._ Declaró con firmeza _ Si es necesario, venderé mi alma al diablo para conseguir el dinero...

S H O R T Y  IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora