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"Peligro; Locos sueltos"

Stolas caminaba junto a Haruchiyo de forma erguida y sin mostrar molestias cuando alguien chocaba con ellos. Llevaban mucho tiempo siendo ignorados por sus dos mejores amigos ya que, al parecer, estos dos habían hecho  nuevos amigos y por ende ya no los necesitaban.

De reojo observó a su amigo; Sus Cicatrices ya estaba sanas completamente aunque en lugar de su pálida piel nívea ahora yacían parches rosaceos de cicatriz.

Como en su rostro.

_Ey... ¿Traes las cosas?_ Stolas asintió brevemente. La luz de la luna bañaba sus cuerpos enfundados en ropa oscura y comoda, siendo mágicamente adornada con el tintineo de botellas de cerveza vacías.

Los chicos habían comenzado con cosas pequeñas; Peleas escolares, grafitis obscenos de madrugada, romper automóviles y destrozar propiedad pública.  Eran como dos perros a los cuales su dueño les había soltado la correa.

Poco a poco sus travesuras comenzaron a tornarse más macabras y peligrosas; Insendiar patrullas de policía, robar motocicletas y luego tirarlas al riachuelo, cortar la luz en hospitales, apedrear automóviles en la carretera   e incluso robar.

Esta vez subirían de nivel. Tirar bombas Molotov en la carretera a los camiones y buses les había parecido una buena idea.

Una vez estuvieron sobre el puente desértico Stolas se quitó  la mochila y comenzó a sacar los ingredientes; Tela de algodón,  botellas vacías,  aceite, gasolina y acetona.

Con cuidado comenzaron a preparar las botellas mientras charlaban amenamente, obteniendo como resultado cuatro cócteles perfectos.

Esperaron y para su suerte vieron como un camión de combustible se acercaba por la desolada carretera. Y no muy lejos de el lo secundaba un camión de transporte lleno de autos. Era su día de suerte.

_Yo pido el Camión _ Chilló Stolas comenzando a encender la tela.

Haruchiyo se quejo pero también encendió su tela.

_Siempre te quedas con los mejores...

_No seas llorón ¿Eh?.

Y atacaron. Los niños no se imaginaban que el caos y las explociónes tuvieran tal magnitud,  después de todo el camión de combustible perdió el control y se estrelló con el transportador, causando una estruendosa explosión que casi saca volando a los dos menores.

_Es como un sol en la noche..._Murmuro Haruchiyo observando el caos que habían desatado.

Stolas sonrió ampliamente y de su bolsillo trasero sacó la caja de cigarrillos, con tranquilidad lo encendido y absorbió el humo denso y lechoso.

_Genial ¿No?_ Divago la niña _ Iluminamos la ciudad...

Era poetico; Para dos niños solitarios y aburridos, ver tal espectáculo era cautivante, en especial cuando la luz del fuego era tan alta que prácticamente acariciaba el rostro del cielo estrellado.

El olor a carne y pelo chamuscado no tardo rápidamente en continuarse con gritos de las víctimas aún atrapadas en los vehículos y más aún cuando otro coche colisionó contra las bolas ardientes de chatarra.

¿Sentían culpa? No, la euforia en sus pecho latía con más fuerza.

Los segundos se hicieron minutos y treinta de estos pasaron cuando los niños oyeron el sonido de la policía y los bomberos llegando al lugar.

_ Dormimos Haruchiyo... ¡Corre boludo, corre!_ Mascullo Stolas sacando al chico de su ensoñación cuando vio como dos oficiales se acercaban a las escaleras del puente con intención de inspeccionar.

S H O R T Y  IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora