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"Solo las dos"

Stolas habia regresado luego de estar una semana y media fuera de su casa, Se quito los zapatos y en su lugar se coloco las pantufas para luego soltar un gentil.

_¡Mama, ya estoy en casa!.

Y se arrastro hasta la cocina en busca de comida; con cansancio saco un paquete de carne y sin mucho miramiento lo lanzo a la mantequilla hirviendo con el fin de cocerlo. Los ojos rojos y dilatados junto con la gula insaciable dejaban en evidencia en consumo de estupefacientes en la joven.

Aunque su aspecto no era el de alguien drogado; Llevaba ropa limpia aunque más grande que su talla original y su melena oscura caía humeda en sí espalda.

Los pasos de victoria se oyeron con fuerza bajando las escaleras y una vez tubo aquella escena en frente no pudo evitar romper en lagrimas. Su hija comía carne y pan en la cocina luciendo impecable,  como si nada hubiera pasado.

Estaba limpia y su cuerpo vestía pantalón gris de algodón fajado en su cintura, tacones rojos que claramente no combinaban en lo absoluto con el resto del vestuario y una camiseta verde musgo que le llegaba a los muslos.

La fémina mordió el pan y el jugo de la carne se escurrió, rojo y grasoso, por su barbilla y cuello hasta perderse en su pecho; dejando el camino brillante en su piel blanca y clavicula.

_¡EY! ¡MAMÁ! _ La llamó sonriente y Victoria no dudó en correr en su diréccion para abrazarla contra su pecho_ Es bueno ver que estés bien ¿Estas bien? Yo estoy bien... Es bueno que estemos bien....

Victoria asintió limpiando sus lágrimas, su hija estaba a salvo y sospechaba que drogada también. Pero lo importante es que luego de tanto tiempo estaba bien.

_Hija... Lo lamento tanto..._ Susurró _ ¿Puedes perdonarme, bebé?  ¿Podrías perdonar a mamá?.

Stolas sonreía como tonta con la boca llena mientras la jugosa grasa rojiza se escurría por entre sus labios.

_¿A Mamá?  Claro que puedo perdonarte... Eres mi mamá _ Respondió torpemente _ Solo somos tu y yo ¿No es así?...

Victoria asintió sonriendo hasta que Stolas habló nuevamente.

_¿Tu me perdonas? ¿Perdonas a tu bebé?...

¿A que se refería? Solo Stolas lo sabía y lo ocultaba muy bien bajo ese rostro sonriente. Sus ojos inocentes no parecían mostrar lo turbio y podrido de su ínterior. No con ella, no con su mamá.

_Claro que sí, yo lo perdonaré todo...

Stolas se carcajeo y siguió comiendo como si nada sucediera, sabía que su madre mentía pero guardo silencio.  La vio salir corriendo de la cocina con una sonrisa y con la comida en las mejillas miró sus pálidas y temblorosas manos.

Ahora, sobre la vieja sangre oscura y reseca había una capa nueva, sangre fresca y roja simplemente profanaba blancura de su tez. A la ojiazul le gustaría saber si su madre la seguiría amando si supiera lo putrido y asqueroso de su ser.

Otra carcajada se escapó de su boca, estaba muy drogada y eso le encantaba. Había fumado toda la hierba que había podido pagar y había bebido mucho whisky. A tal punto que Kokonoi se sorprendía de que pudiera seguir de pie.

Los minutos pasaron y la carne y el pan desapareció pero, pero eso no había llenado a la chica en lo absoluto. Tomó un  galón de leche y una bolsa grande de frituras para volver a sentarse con los ojos perdidos a seguir comiendo.

_Estoy de la mierda..._ Susurró perdida y soltó un eructo bestial que resonó por toda su casa.

Y se carcajeo.

S H O R T Y  IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora