|Uno.

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Ser nueva en la ciudad no era algo que le preocupara, podía orientarse fácilmente y seguramente, en menos de una semana, ya sabría de memoria como llegar a cada lugar relevante. Pero era el hecho de no conocer a nadie, lo que realmente le preocupaba. Bueno, conocía a una persona, Martina. Habían sido amigas desde hacía ya varios años, aunque la mayor parte del tiempo se comunicaban por redes o teléfono, la distancia entre sus provincias no lo hacía fácil.

M- Esta es la última caja, amiga.
A- Por fin, hace horas que estamos con esto. Necesito dormir tres días seguidos.
M- Vas a poder dormir, pero no esta noche...
A- ¿Por?
M- Vienen las chicas hoy, les avise que llegabas y quieren conocerte.

Angie suspiró trágicamente y se golpeó la cara con la palma de su mano.

A- ¿No podía ser mañana?
M- Mmm... ¡no!

Así era su amiga, impaciente, intensa y un poco imprudente. Angie tenía pensado dormirse temprano y descansar del viaje, pero al parecer su amiga tenía otros planes. Angie podía aceptar eso, en realidad no tenía mucha opción, era el apartamento de Martina y había aceptado compartirlo con ella con muy pocas condiciones, con el fin de ayudarla a que la transición a la universidad le fuera más leve.

A- Bueno... si no queda otra. Quizás me de para dormir un rato antes.
M- Dale, pareces mi abuela, boluda.

Angie fue a su nueva habitación y se dispuso a ordenar un poco, realmente quitó las cajas de su cama, la tendió y se recostó. Unos minutos después su respiración ya era uniforme y estaba dormida. No solo el cansancio físico la agotaba, sino también el estrés de la mudanza, la universidad que se acercaba y claro, conocer gente. Esto último no era uno de los pasatiempos favoritos de Angie, aunque no se le daba nada mal.

En tanto Martina, estaba preparando café y algo para comer, quería asegurarse de tener algo en su estómago antes de que llegaran sus amigas. Bueno, su amiga y su "casi novia", Lourdes.

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Ya eran las 10pm cuando Angie saltó de la cama por un fuerte golpe en la puerta de su habitación. Le costó unos segundos recordar donde estaba y cuando lo hizo se sentó en la cama rápidamente.

M- Angie, dale que ya llegan las chicas.
A- ¿Qué hora es? Porque no me llamaste.

Martina abrió la puerta y luego de prender la luz encandilando a su amiga, la miró con una ceja elevada.

M- Te estoy llamando hace una hora, dale que literal vienen en viaje.
A- Dios, te mato. Ni me he bañado.
M- Tenés como... 10 minutos.

Angie se levantó y corrió al baño dejando atrás a Martina. Antes de cerrar la puerta del baño se acercó al pasillo y gritó.

A- ¡Si voy a conocer a mi cuñada necesito al menos estar decente!

Angie solo escuchó algunos tartamudeos de su amiga, no podía creer como le afectaba tanto hablar de aquella chica. Se moría de ganas de ver a Martina nerviosa frente a alguien, eso usualmente no pasaba así que sería toda una novedad. Se duchó lo más rápido que pudo y sólo 15 minutos después ya se estaba vistiendo. Nuevo récord desbloqueado. En cuanto Angie salió de su habitación, se encontró con Martina tirada en el sofá y antes de poder hacer lo mismo, el timbre del apartamento sonó.

M- ¿Abrís así no me levanto?
A- Pesada.

Angie siguió el camino hacia la puerta principal y abrió la puerta, pudiendo ver allí a dos chicas que la miraban como si de un alien raro se tratara.

A- Hola chicas...

L-¿Angie?

Preguntó Lourdes con entusiasmo en su voz, Angie asintió levemente y de inmediato fue sorprendida por los brazos de la chica rodeando su cuerpo. Angie correspondió luego de unos segundos, pero aún un poco confundida.

L-Que bueno conocerte, Angie. Soy Luli.

A-Lo imaginé, también es bueno conocerte, la rubia no deja de hablar de vos.

Bromeó Angie y notó un leve rubor en las mejillas de la chica mientras se separaba. Lourdes caminó hacia el sofá para saludar a Martina. Cuando los ojos de Angie volvieron a la puerta, se encontró con la otra chica de pie frente a ella, la miraba fijamente y sin ningún descaro. Angie carraspeó para llamar su atención y de inmediato la chica volvió su mirada al rostro de Angie.

B-Hola, Angie. Soy Brisa.

Angie no pudo evitar fijarse en la sonrisa y ojos de la chica, era realmente bonita. Martina no había hablado suficiente de aquella chica, de lo contrario lo recordaría.

A-Hola, Brisa...

La chica se acercó y dejó un beso en la mejilla de Angie, la peliazul tardó unos segundos en reaccionar y cuando por fin lo hizo, Brisa ya estaba en el sofá con las chicas. Angie cerró la puerta y volvió junto a ellas.

M-Bueno chicas, ya conocieron a Angie, ¿ahora están más tranquilas?

Se burló Martina, sus amigas habían estado ansiosas por conocer a la chica y no habían dejado de hacerle preguntas sobre ella desde que se enteraron que venía a su departamento.

B-Digamos que si, aunque ahora las preguntas se las vamos a hacer a ella. ¿Verdad, Luli?

L-Obvio, pero después de que hayamos tomado algo para que no la espantemos.

A-No creo que puedan hacerlo, pero apoyo lo de tomar algo primero.

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Hola de nuevo, vuelvo con dos historias originales. La próxima la subo en unos días. ¿Me cuentan que opinan? Gracias. 🌱

Brangie -Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora