Capítulo 18

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—¿Puedes sostener el paraguas mientras abro la puerta?— se lo dí con una mano y el asintió todavía medio perdido.

Tomé mi bolso de mano y lo abrí, tenía solo un par de cosas dentro: la cartera, un labial, algunos condones, rímel y  mis llaves; con las últimas en la mano me acerqué a la puerta y abrí con cuidado la puerta, mamá debía estar todavía despierta, pero necesitaba un poco de tiempo aún para decidir cómo iba a decirle que había traído a un chico a pasar la noche en casa. Pasé primero y me fijé que no estuviera por los alrededores antes de dejarlo entrar, él cerró el paraguas y lo dejó en un bote de al lado para que pudiera escurrir.

Encendí una lámpara de piso para que nos diera suficiente luz para ver, pero no para delatarnos con mi madre; el rostro de Steve se iluminó de manera tenue y pude ver su cabello completamente desaliñado, lo que es raro en él, además de sus ojos hundidos y con un terrible pesar que parecía lo estaba siguiendo desde hace rato. Era raro verlo así, sentí que había pasado algo muy malo, pero no tenía la forma ni las agallas para intentar preguntar, ni siquiera para decir alguna tontería típica que pudiera sacarlo de contexto. Se quedó inmóvil, apenas mirando el recibidor bajo la luz amarilla, así que lo tomé cuidadosamente de la mano y lo dirigí a la cocina, donde encendí la luz.

De hecho creo que no había dicho una sola palabra desde que comencé a arrastrarlo hasta acá, solo dejó de poner resistencia en un momento y se dejó guiar por mí. Tomé una silla, lo senté en ella y tomé una para mí. Tenía que pensar en algo ahora que estaba aquí, estaba tiritando de frío y debía elegir entre matarlo de hipotermia o meterlo a nuestro baño; opté por la segunda y me levanté para tocar el botón de luces, una vez que recibí la respuesta por parte de mi madre me volví a sentar.

—Después de esto me debes una ¿ok? Abandoné mi cita con un chico en un restaurante caro— su mirada se mantuvo fija al salero con forma de ranita de la mesa. —Y una posible ida a un hotel lujoso.

Nada, su mirada continuaba perdida y parecía que ni siquiera me estaba escuchando. Me le quedé mirando largo rato pero no se movía en absoluto.

—Me iban a dar como cajón que no cierra.

Intento final fracasado, no había reacción alguna. Lo único que hizo fue tomar el salero y examinar a la rana de porcelana brillante, ahora me sentía ridícula por haber dicho esas estupideces en voz alta. Suspiré largamente mientras escuchaba los pasos de mi mamá bajando las escaleras, parecía relajada, me sonrió al entrar por el arco de la cocina, ya que yo estaba frente a ella y después se percató de la presencia de Steve al lado. Éste reaccionó casi de inmediato y se paró para mostrarle respeto. Mi madre lo miró de arriba hacia abajo y viceversa para después mirarme a mí y señalarlo con la mano.

"Sí, de eso te iba a hablar".

"¿qué está haciendo aquí?"

"Lo encontré en un callejón tirado, no sé qué le pasó. No me ha querido decir nada".

"Y lo trajiste acá".

"No lo iba a dejar tirado. ¡Míralo! parece un niño perdido".

Mamá volvió la mirada de mí a él, se veía desconcertado e intentando entender lo que estábamos diciendo. Abría y cerraba sus manos constantemente. Cuando quería empezar a explicarle de lo que estábamos hablando movió sus manos.

"Por favor". Mamá y yo nos miramos con asombro.

"¿está intentando?"

"Creo que sí".

"Gracias". Volvió a intentar decir él, y parecía que era lo que sabía por el momento. Se encogió de hombros avergonzado y mi madre sonrió.

"Bien, será mejor que tome un baño antes de que se enferme. Pon su ropa en la secadora mientras se baña y después se la entregas. Prepararé un té y pan de plátano para ustedes". Comenzó a rebuscar cosas en la cocina para preparar la comida. Steve me miró bien por primera vez.

Bad bitchWhere stories live. Discover now