Capítulo 12

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El camino resultó bastante tranquilo. Karina me contó varias cosas de su madre, su gusto por la música, por la cocina, su trabajo de diseñadora y algunas cosas sobre su vida. Noté que evitaba hablar de su padre cuando fruncía el ceño.

Llegamos a un lugar con un portón blanco que dejaba ver un poco del interior, un camino entre el césped, muy largo e iluminado.

Le dí la mano a la madre de Karina y después me acerqué a la puerta de la chica. Ella bajó primero una pierna y apoyándose de mi brazo se alzó, comenzamos a caminar después de cerrar la puerta.
A lo lejos se escuchaba el murmullo de la gente y las sombras comenzaban a tomar forma.

La terraza era de un tamaño considerable, las mesas estaban juntas, pero no pegadas, así todos podían hablar entre ellos.
Escuchamos el nombre de Eva y Karina le tocó el hombro para que volteara, ella se emocionó al ver a una mujer de cabello rubio que corría hacia ella, se unieron en un abrazo y la chica se me acercó.
-Vamos a recorrer el lugar, ella puede hacer esto sola.- Enlazó su mano, un poco fría, con la mía y me jaló hacia el jardín.

Las farolas iluminaban nuestro camino y los tacones de ella brillando repiqueteaban en el ladrillo del pasillo.
Aún sostenía su mano, entonces la solté lentamente hasta que la pegué a mi pantalón.
-¿Te doy asco?- Bromeó.
-No es eso.- Justifiqué entonces. Me detuve al lado de una farola y acomodé un poco mi saco.

El aire agitó nuestro cabello, su perfume era cítrico y llegó hasta mí con delicadeza. Las luces hacían brillar su vestido y debía admitir que se veía linda, como una persona muy diferente a lo que realmente es.
"Pero... ¿Realmente sabía quién era? me había mostrado tantas facetas tan distintas hasta ahora, que ya ni siquiera tenía idea de cuál era la real".
Ella se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja con incomodidad. Me dí cuenta de que la estaba mirando muy fijamente y desvié hacia una fuente.

-Mi madre estaba muy emocionada de venir. La preparatoria fue la etapa donde más pudo adaptarse y vivir.-
La miré extrañado, no podía soportar la duda.
-¿Por qué me cuentas todo esto?- Volteó sorprendida y creo que se sintió atacada porque parpadeó un par de veces antes de contestar.
-Eh, ¿No puedo?- Intentó crear una sonrisa.
-No quería decirlo de esa forma. Quiero decir, siempre estoy evasivo contigo, y aún así me dices todas esas cosas que, pues supongo que son personales ¿Sabes?- Comencé a ponerme nervioso y peiné mi cabello hacia atrás. Creo que temía haberla herido o algo así, no había visto una cara de vacilación en ella antes. -O sea, no digo que no lo hagas, lo aprecio. De alguna manera. Es sólo que.- Ya no decía nada más que incoherencias.
Ella se comenzó a reír y se dobló sobre su estómago. Aunque por esa acción sus pechos asomaron más por el escote del vestido, así que volví a mirar a la fuente. Cuando recuperó el aire, se limpio delicadamente una lágrima para no dañar el maquillaje.
-Lo hago porque me caes bien.- Sacó un espejo de su bolso y se miró un momento a los ojos. -Te lo digo en serio. Aunque creo que yo a tí no te caigo de lo mejor.-

La miré con seriedad, no quería que pensara eso de mí, pero era la verdad. Puse las manos en los bolsillos y nos quedamos en silencio un buen rato.
-Digamos, que no. Pero no te repudio.-
-Uy qué alivio.- Exclamó con sarcasmo.

Caminamos hacia una banca a unos metros de nosotros. Las estrellas se veían un poco en el oscuro cielo. Había otras personas en el campo verde tomándose fotos o conversando y riendo. Supuse que en ese momento éramos las únicas personas calladas en este lugar.

-Tú también has dicho cosas que podrían considerarse personales.- Mencionó Karina sacándome de mis pensamientos.
-¿De qué hablas?-
Jugó con la tela brillante de su vestido.
-Sobre tu madre- El sólo escuchar esa palabra hizo que mi sangre comenzara a hervirse, apreté los puños sobre mis piernas y fruncí mis labios en una mueca de completo desagrado.
Ella se puso un poco nerviosa y supuse que intentó enmendar su comentario diciendo.
-O sea, no completamente. Nos dijiste un par de cosas, ya sabes, mientras estabas ebrio. ¿Quizá porque confías más en nosotros?- Me mostró una sonrisa y quise salir de ahí, pero no podía hacerle eso a su madre.

Bad bitchWhere stories live. Discover now