Capítulo 10

206 5 0
                                    

-Hubo una noche donde la luna bajó a la tierra y se quedó atorada entre las ramas de los árboles. Entonces llegó un lobo, comenzó a acariciarla con su hocico y jugó con ella hasta que tuvo que volver al cielo y él al bosque. Pero la luna le robó su sombra para recordarlo por siempre. Desde entonces, le aúlla cada noche de luna llena para pedirle que se la devuelva- Tomé sus lentes entre mis dedos y los puse sobre el puente de la nariz.

-Entonces ¿No tiene nada que ver con los hombres lobo?- Le pregunté y crucé mi pierna derecha sobre la izquierda. 

Estaba ciego con ganas, pero tenía unos preciosos ojos azules. La clase había acabado hacía mucho pero tenía ganas de discutir sobre los mitos de la luna. La verdad comenzamos por desmentir que el ciclo lunar tenía algo que ver con el ciclo menstrual pero acabamos hablando sobre los lobos. Cosas que suceden.

-Bájate de la mesa- Me repitió por cuarta vez. Negué con la cabeza y el se frotó los ojos con los dedos. -Pues no, esa es una leyenda completamente distinta- Se recargó en su silla detrás del escritorio, donde claro, yo estaba invadiendo sentada sobre él. -Además, ni siquiera es cierto que los lobos aúllan a la luna solamente cuando esta llena; en realidad lo hacen todo el tiempo, pero la luz de la luna hace que la manada se vea aun mas grande-

Hice un movimiento con la cabeza como entendimiento. Pero los lentes hicieron que se moviera todo a mi al rededor y me mareara un poco. 

-Devuelve eso y baja de la mesa por última vez- Ya lo decía sólo por instinto, pero se había rendido hace rato. Yo recargué mis brazos sobre el escritorio y miré hacia el techo.

-¿Y cuál es la leyenda entonces de los hombres lobo?-

-Es muy larga como para contártela ahora mismo Russer- Mi apellido a veces me sonaba tan extraño. 

-Tengo tiempo-

-Pero yo no. Debería estar en este momento desayunando con los demás profesores y tú con tus compañeros-

-Admítalo, es mucho más divertido estar aquí conmigo y para mí también lo es- Le mostré una sonrisa burlona y resopló.

Iba a contestarme pero de repente se abrió la puerta del aula dejando que entrara lentamente un alumno. Sonreí al instante y puse las varillas de los lentes entre mis dientes. Dalí palideció un poco y me los arrebató de la mano lo cual hizo que soltara una risa. 

-Ah, perdón. No quería interrumpir- Se disculpó Steve quien ya tenía un pie dentro de la sala.

Definitivamente esta no era la situación en la que se encontraba normalmente a una alumna y a su profesor, pero me causaba una risa tremenda. Él no dejaba de pasar la mirada entre Dalí y yo, iba a decir algo pero creo que temía que fuera a cagarla más porque el profesor tomó mi brazo rápidamente y me jaló para que me parara de la mesa.

-Para nada, Russer ya se iba- Se colocó los lentes de nuevo y parpadeando un poco me amenazó con la mirada.

-Eso. Sólo estaba discutiendo algo- Le sonreí a Steve mientras me acomodaba un poco el pantalón para luego echarme a reír por su reacción. Había desviado la mirada al piso.

El hombre se pasó la mano por la cara y susurró un leve "trágame tierra". Volteé y le guiñé un ojo para luego dar pasos hasta la puerta, puse la mano sobre el hombro de el chico y le sonreí. Se puso notablemente rígido.

-Yo ya terminé, es todo tuyo- Le di una palmada y luego de espaldas agité la mano sobre mi cabeza. -Adiós Profesor Dalí. Aprendí mucho hoy- Y soltando una carcajada me fui cerrando la puerta detrás de mí.

Me quedé solo un momento para escuchar cómo se recorría la silla por el peso del hombre que decía en voz alta "voy a matar a esa niña". Me tapé la boca para evitar reír de nuevo y paseé por el pasillo saltando y con una sonrisa por mi maldad. Bajé un par de escaleras y saludé a algunos chicos que se acercaban. Incluso saludé a Solaris quien me miró con la boca abierta. 

Bad bitchWhere stories live. Discover now