Capítulo 5

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-¿Cómo te ha ido en la nueva escuela? - Mi padre estaba buscando un libro en nuestro estante compartido; usaba sus lentes de descanso y leía los lomos de los escritos para dar con uno que le interesara o sirviera.

-Bien. -

-¿Qué tal las personas? ¿Tienes amigos? - Ojeaba un libro con pasta verde olivo y lo devolvió fijando su vista en otro. Al igual que yo tenía los ojos claros y el cabello oscuro. Realmente agradecía el parecerme más a él. Para la edad que tenía podía verse como mi hermano mayor, las canas las lucía muy bien y jamás se había descuidado. Podría utilizar fácilmente mi ropa y seguir luciendo. Con el tiempo nos habíamos hecho muy iguales, con la diferencia de la experiencia.

-Bastante bien. Hay unos chicos con los que ahora hablo más. Creo que podría llamarlos amigos, aún no lo sé. -

-Supongo que eso está bien. -

-Tal vez. -

Se sentó en uno de los sillones cerca de mí con "La divina comedia" abierta donde se encontraba un separador liso con un listón. Parecía ser que seguiría su pasatiempo un rato antes de volver al trabajo; algo de las muchas cosas que compartíamos era la lectura, y aunque no teníamos mucho espacio en casa la mayoría de los estantes estaban repletos de libros de todos los géneros, tamaños y años posibles.
En mi regazo yo tenía en cambio "Viaje al centro de la Tierra", me faltaba menos de medio libro para terminar y sentía que no podía dejar de leer.

-¿Qué tal las chicas? - Esa pregunta me tomó por sorpresa ya que mi padre nunca hablaba de esos temas.

-¿Normales? Como deben ser las chicas, supongo. - Lo escuché suspirar y reclinarse sobre el mueble.

-No me refiero a eso, hijo. ¿Alguna se ha acercado a ti? - Esta vez quité mi vista del libro. No entendía lo que quería decir y confundía mi lectura.

-Ellas se acercan todo el tiempo. Es lo que hacen. ¿A qué viene todo esto? - Quería que fuera al grano pero parecía que a mi padre se le dificultaba seguir.

- Tienes 21 años ya Steve. - Asentí. Sabía perfectamente cual era mi edad. - Y nunca me has presentado a una chica. Estás a punto de terminar el Bachiller y siempre es más difícil después. - No pude evitar reírme. Él frunció el ceño con molestia.

- Oh. Era en serio. - Afirmó con la cabeza. - No necesito nada de eso. - Dejé de tomarle importancia y seguí en la página donde me quedé.

Mi padre murmuró algo que no alcancé a oír y me imitó, pero no tardó ni cinco minutos cuando lanzó casi literalmente el libro a la mesita haciendo que lo mirara de inmediato. ¿De verdad íbamos a hablar de esto de nuevo?

- No. - Declaré.

- ¿No qué? - Era muy fácil saber que la seriedad la saqué de él.

- No a todo; no me siento solo. No me gusta ninguna chica. No necesito a nadie. No tienes que volver a este tema. Sólo no. -

- Por dios Steve. No puedes comportarte como un niño para siempre. - Rodé los ojos y cerré el libro de golpe con el separador en medio, tratando de dar por acabada la conversación. Pero conociéndolo no sería tan sencillo.

- No me comporto como un niño. Simplemente no quiero saber nada de esto. - Lo miré directo a los ojos. Trataba de analizarme tal como yo a él.

- ¿Eres gay? -

- ¿Me estás jodiendo? - Me levanté molesto y busqué un hueco para poner mi libro. No pensaba participar más en esto.

- No puedes meter a todas en un saco. -

Bad bitchWhere stories live. Discover now