OO9

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Cuando el reloj marcó las nueve de la noche el ojiazul ya estaba muy preocupado por el menor, aunque podía olfatearlo al parecer no iba a volver pronto.

Ya estaba en su forma animal por si llegaba de inesperado, ahora estaba echado en su lugar con su pancita rugiendo de hambre.

"¿Omega ya vienes?" Preguntó a si mismo, bajando sus orejas.

Sabía que no podía escucharlo, al menos no ahora. Cuando lo marcara y hiciera su omega podía escucharlo y sentirlo, por el momento no.

No sintió cuando se quedó dormido en su lugar, abrazando las prendas que el omega había usado para hacer su pequeño nido.

Pero su sueño se interrumpió por la madrugada, cuando el rizado llegó a las tres de la mañana al departamento.

"¿Omega? ¿Por qué tardaste tanto?" Preguntó el lobo, caminando con cuidado hacia él "¿Hola?"

Harry sonrió al verlo, poniéndose en cuclillas—Volví, perdón por tardar tanto—Se disculpó rápidamente, acariciando las orejas peludas—¿Tienes hambre? Oh claro que tienes mucha hambre, vamos por tu comida—caminó rápidamente a la cocina, tomando los platos de comida.

"Umm gracias, ¿En dónde estabas?" Repitió, dando pequeños saltos.

—Mira esta es tu comida ¿Si? Croquetas tus favoritas, sé que te encantan mucho así que he comprado más. —sonrió aún más, dándole un plato de comida en laberinto.

El lobo comenzó a comer con dificultad, soltando gruñidos en señal de molestia.

Era un plato especial para que los cachorros comieran despacio, eran usados para perritos callejeros pues estos al estar muy asustados comían de manera rápida y podía lastimar su estómago.

—Mañana vendrá Liam por ti pero solo serán unos días. —murmuró el rizado, soltando un suspiro—Termina tu comida y luego puedes subir conmigo a la cama, pero sin morder ni hacerme daño.

"A ti jamás te haría daño, mi omega" respondió el lobo en sus pensamientos, terminando su comida minutos después.

Al terminar dejó todo en su lugar antes de ir corriendo a la cama del menor, era grande así que entraban ambos en la misma.

—Ven cachorrito, ven conmigo. —pidió el pelicafe, sonriendo levemente—Puedes acostarte en mi pecho, tu compañía me hace muy bien.

"A mi también me hace muy bien tu compañía, más de lo que te imaginas" nuevamente respondió en sus pensamiento, subiendo a la cama de un solo salto.

—Oh santos cielos, cachorro. Pero eres demasiado grande, te falta poco para ser de mi tamaño. —el ojiverde rió bajo, tomando al animal entre sus brazos una vez este se metió entre los mismos.

Harry sentía un leve temor hacia el animal ahora sabiendo que era un lobo pero también podía sentir como se relajaba al estar con él, no era como un animal salvaje al menos no con él.

Harry se sentía en casa cuando abrazaba a Louis, se sentía tan correcto.

Y Louis necesitaba a Harry tanto como Harry necesitaba a Louis.

Los mimos llegaron a las orejas negras, siendo tranquilas y suaves con mucho amor.

—Hey no quiero que te vayas pero, ¿Qué te parece si te consigo una perrita para que tengas cachorros?—preguntó el menor, ladeando la cabeza—Supongo que harían unos cachorros muy bonitos.

"Claro que no, eww las perritas" pensó el ojiazul, soltando aire caliente contra el pecho de Harry.

—O podemos conseguir una perrita husky, he leído que un lobo no le haría  daño, yo sé que no lastimarías a nadie.

"Igualmente no quiero una perrita, no me gustaría darle mis cachorros a alguien que no seas tú" resopló, batiendo su cabeza.

—Okay no perritas para ti, perro homosexual como su dueño. —el humano rió bajo.

"Ya sabía yo, además soy Louis Tomlinson nene, todos son homosexuales al verme".

Sí quizá Louis era muy ególatra, pero eso era bueno algunas veces.

"Ya duérmete niño, mañana tienes que levantarte temprano y no quiero que tengas bolsas feas en los ojos" asintió varias veces, confundiendo al rizado.

Aunque no faltó mucho para que ambos cayeran dormidos al mismo tiempo.

El ojiazul se levantó a las siete de la mañana, despertando al menor al mismo tiempo gracias al peso ausente sobre él

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El ojiazul se levantó a las siete de la mañana, despertando al menor al mismo tiempo gracias al peso ausente sobre él.

Liam había hablado con Harry que llegaría por el lobo casi a las nueve de la mañana, para eso ya habían planeado algo con Louis.

"Hoy se decide si voy al cielo o al infierno" pensó el ojiazul, corriendo a la puerta cuando esta misma se abrió.

—Liam buenos días, perdón que esté así pero todavía no me he cambiado. —se disculpó el rizado, aún tenía puesta una pijama de cerezas.

El ojimiel rió bajo, siendo detenido por un gruñido—No te preocupes, no hay pena.

Harry asintió, dejando pasar al mayor a su departamento—Louis ya tiene sus cosas listas, de verdad lo siento y espero que lo mejor para él.

—Sí... con respecto a eso tenemos algo muy importante que decirte. —dijo el contrario, haciendo una mueca.

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