O18

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Harry mentía si decía que no estaba incómodo en la comida, quería irse de una vez a su departamento y comer alguna sopa instantánea o algo por el estilo.

—¿Y cuántos cachorros planean tener?—preguntó la ojiazul a mitad de la comida, mirando hacia el rizado y a su hijo.

Louis hizo una mueca, apretando suavemente la mano de su omega. El no querer tener hijos era una ofensa para un alfa.

—Aún no lo decidimos, quizá uno. —murmuró el castaño, tratando de restarle importancia.

Venus soltó una risa burlona, señalando al rizado con el tenedor—¿Solo uno? Por favor, ¿Qué clase de omega solo quiere un hijo?

El castaño no respondió, continuando con su comida.

Tenían nuevamente la comida en silencio hasta que Mark lo rompió—Hijo quiero que bajes conmigo a la última planta, necesito enseñarte unos tratos que firmé.

Louis asintió sin poder negarse, no podía llevar a Harry con él ya que esos tratos eran privados y cualquiera podría filtrar la información y arruinarlos.

—Está bien, Harry se quedará con ustedes y quiero que no lo molesten. —advirtió a sus hermanas menores, mirando a las mismas con mirada asesina.

Las mayores parecen desinteresadas en el rizado, así que eso lo tranquiliza un poco, solo un poco.

—¿Escucharon niñas?—preguntó el castaño hacia las otras gemelas, alzando las cejas—No quiero que molesten a Harry mientras yo no estoy.

Daisy miró a su gemela, rodando los ojos antes de asentir—Está bien, nosotras no le diremos nada.

Harry hizo una mueca, apretando la mano del castaño—Llévame contigo, por favor. —pidió en voz baja.

—Omega quédate aquí ¿Si? No voy a tardar y mis hermanas prometieron portarse bien. —intentó sonar serio pero a la vez calmar al chico de rizos, apretando su muslo por debajo de la mesa.

Pero no sé sentía en confianza para hablar con la familia del castaño, se podía sentir su mala vibra y por alguna razón sentía náuseas al oler el peculiar aroma que emanaba toda la familia.

Su interior rogaba quedarse en silencio y convivir con la familia de su alfa, no entendía que pasaba pero no tenía otra opción, iba a soportar una más, solo una más.

Al terminar la comida, las sirvientas ayudaron a recoger la mesa para que éstos pudiesen ir a la sala.

Y Mark junto con Louis fueron a la planta baja.

Harry los siguió pues el castaño le dijo que era más seguro que se quedara con sus hermanas y madre, los sirvientes y guardias eran alfas y omegas.

Y quizá ellos eran buenas o algo por el estilo, trató de justificarlo aunque no estaba bien.

—Ahora que mi hijo no está, quiero hablar contigo. —dijo la mujer castaña con una sonrisa fingida, cruzando una de sus piernas sobre la otra.

Harry carraspeo incómodo, mirando sus uñas—Um, ¿De qué trata?

La castaña pensó unos segundos, tratando de sonar lo más suave posible—Tú no puedes ser el omega destinado de mi hijo.

El menor pareció confundido, mordiendo su labio inferior—¿No? ¿Y por qué no?

—Es obvio, tú no eres un omega sumiso y eres rebelde. —respondió tajante, alzando las cejas—Lo que siente mi hijo por ti es atracción física, porque estoy segura que su lobo no es estúpido para elegir a un omega rebelde como tú.

—Pues no lo sé señora, solo sé que su hijo se metió en mi casa fingiendo sobre un perro husky negro. Yo no quise meterme en esta mierda con personas abusivas como ustedes, quiero a Louis pero no por eso tengo que soportar a toda su familia. El cortejo es entre él y yo, porque no estoy de acuerdo que tenga que meter a toda su familia en un asunto de pareja. —respondió el rizado, frunciendo levemente su nariz.

El castaño le había advertido que responderle mal a un alfa era una ofensa demasiado grande y lo comprobó. 

Un fuerte gruñido se escapó de los labios de la mujer y las cuatro niñas menores lo miraron unos segundos antes de volver a su madre.

Harry sintió como todo su interior se encogía, como algo rogaba el pedir perdón hacia las alfas antes de que ésta le hiciera daño.

Un chillido salió involuntariamente de los labios del chico de rizos chocolate, sorprendiendo a todos, hasta a él. Jamás había escuchado un sonido así pero éste fue involuntario y se sintió tan bien, su interior rogando que lo hiciera de nuevo.

Soltó uno nuevo, otra vez siendo involuntario, en pocos momentos pudo sentir como unos brazos lo protegieron con fuerza, susurrando palabras para tranquilizarlo.

—Ya, ya, ya. —dijo varias veces, tratando de tranquilizar al menor—Alfa está aquí, alfa te protegerá, vamos a casa.

Harry pudo sentir como una parte interior ronroneó gustoso al tener al alfa ojiazul abrazandolo con fuerza, llenandolo con su aroma.

Secret Alpha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora