CAPITULO 11: Historias de verdad.

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En Forks, la explicación oficial sobre su desaparición fue que, según Ryan, ella había ido a visitar a una amiga en Manchester que estaba enferma. Valerie no sabia que mas detalles había inventando pero lo que si sabia es que estaba furiosa. No; no solo furiosa. Lívida de rabia. El relato no terminaba ahí. Según Rachel, muchos en el pueblo agregaban que se había fugado con algún amante. Y ademas que estaba embarazada. Valerie no podía dejar de sentirse asqueada por todos esos comentarios desagradables. 

Sam, al darse cuenta de su mirada de preocupación, tomó su abrigo de corderito y se lo lanzó. Ella lo tomó casi desprevenida. 

—¿Que haces?

—Póntelo.—le dijo— Vamos a salir. 

—Yo no voy a salir. —protestó—Hace frío. 

—Si, por eso te di el abrigo. Ahora vamos. 

Valerie lo miró con suspicacia. 

—Por que quieres que salga. 

—Porque no sales desde hace una semana y eso no es normal en ti. Y para que dejes de echar raíces. Ya pareces una planta. 

Val soltó una risa corta y, sin muchas opciones, accedió. Pasó sus brazos por la enorme chaqueta de corderito y dejaron la casa para adentrarse en el bosque nocturno. 

—¿A donde vamos?

—A una fogata con algunas personas. También estará Rachel, así que no te asustes. 

—No me asusta eso—reprochó Val con el ceño fruncido—Pero si lo que puedan pensar los demás de mi después de las noticias que... bueno, ya sabes. 

Sam la observó y asintió. 

—Descuida. Ellos no creen nada de eso. No son ese tipo de personas. Puedes estar tranquila en esta comunidad. 

Se encaminaron hacia el sur, tomando un camino de grava curvilíneo entre los arboles y pinos. El paseo la tranquilizó pero no duró demasiado, pasó menos de quince minutos cuando Sam le hizo reducir la velocidad y entrar por un prado en el cual ya estaban reunidas un par de personas; algunas sentadas alrededor del fuego y otras jugando. También repartían comida. 

Valerie se puso visiblemente nerviosa y le empezaron a temblar las manos. Sam lo notó le tomó su mano para tranquilizarla. 

—¿Vamos?

—Si...

Ella se dejó llevar por el ritmo decidido de sus pasos y no dejó de observar sus manos entrelazadas. Fue inesperado para Val. Pero lo sintió... cómodo y alentador. La fuerza que necesitaba para sentarse junto al resto de personas y presentarse frente a ellas. 

Desde un principio Sam había tenido razón. Resultaron ser muy agradables y amables con ella; para nada prejuiciosos. Hasta se había reído en un par de ocasiones. Para su fortuna, Rachel se había anclado a su lado y no se separó de ella. 

—¿Conoces alguna de nuestras leyendas ancestrales? —comenzó Billy—. Me refiero a nuestro origen, el de los quileutes. 

—En realidad, no —admitió avergonzada. 

—Bueno, existen muchas leyendas. Se afirma que algunas se remontan al Diluvio. Supuestamente, los antiguos quileutes amarraron sus canoas a lo alto delos árboles más grandes de las montañas para sobrevivir, igual que Noé y el arca. Otra leyenda afirma que descendemos de los lobos, y que éstos siguen siendo nuestros hermanos. La ley de la tribu prohíbe matarlos. 

»Y luego están las historias sobre los fríos. 

—¿Los fríos? —preguntó Val sin esconder su curiosidad.

IMPRIMACION ☾ SAM ULEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora