CAPITULO 1: El silencio del cordero.

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El viento arreciaba con violencia cuando Valerie se bajo del coche, y ella tuvo que agachar la cabeza para protegerse mientras corría hacia el restaurante. Su larga melena color castaño se agitaba con la brisa fría. Notaba las agujas de hielo que se le clavaban en las mejillas. No llevaba botas, sino zapatos de tacón, y tenía los pies helados. A su espalda, Ryan permanecía sentado en el coche, observándola con atención. A pesar de que ella no se dio la vuelta ni una sola vez, oía el ruido del motor e imaginaba el rictus en aquella boca agriada, formando una línea recta y rígida.

El hervidero de gente que había atestado la calle comercial durante las Navidades en aquel pueblito del sur, ya había desaparecido. Las tiendas estaban dispuestas en fila; a un lado del restaurante había una librería; al otro, una tienda en la que vendían toda clase de artículos electrónicos. Los dos comercios estaban vacíos; nadie quería salir a la calle con aquella helada diurna. Cuando Val empujó la puerta, esta se abrió bruscamente debido a la fuerza del viento; tuvo que hacer un esfuerzo para retenerla y cerrarla. El aire frío se coló detrás de ella.

Escruto el interior con la vista. La mayoría de las mesas estaban ocupadas. Valerie no sabia si sentarse en alguna o acercarse directamente al mostrador. Al final, se decanto por el mostrador, sabia que Ryan no la esperaría mas de quince minutos. 

—Disculpe... —llamó a la mujer con delantal rojo. Tenia el cabello largo y oscuro, y una piel tostada que daría envidia a cualquier chica en verano.—Lamento molestarla, pero leí el cartel de que necesitaban una camarera. 

La mujer le sonrió cálidamente.

—¿Vienes por el puesto?—pregunto

—Solo si sigue disponible. 

—Es tu día de suerte. ¿Tienes alguna experiencia?

—Si, la tengo. 

—Perfecto. Solo rellena esta ficha, y empiezas mañana a primera hora. —le comento, alcanzadole un papel y una pluma. 

Valerie frunció el ceño confundida. 

—¿Así sin mas?

—Es que estamos desesperados.—le respondió.  

Valerie quería preguntarle si acaso tenia que pasar algún examen o alcanzarle su curriculum, pero entonces oyó el primer claxon, y supo que debía apurarse. 

La mujer alzo la vista sobre su hombro. 

—¿Ese bocinazo ha sido para ti?

—Si...—contesto Val compelidamente, al tiempo en que seguía escribiendo. 

—¿Es tu novio?

Si hay algo que aprendió Valerie al mudarse a Forks, fue que alli todos parecían saber la vida y milagros de todos. Y como ella era la nueva en el pueblo, resultaba completamente normal que quisieran averiguar mas al respecto. Sin embargo, eso solo significaba que debía esforzarse el doble en ocultar su secreto. Aunque su alma le pidiera a gritos que lo divulgara.  

Fingió la mejor de las sonrisas y dijo:

—Es mi marido. 

La mujer se sorprendió.

—¡Vaya!. Eso no lo esperaba.—De repente, hizo una expresión abrumada— Lo lamento, no quise parecer chismosa. 

—No te preocupes.

La mujer sonrió y le tendió la mano.

—Soy Rachel, Rachel Black. ¿Y tu eres...?

—Valerie...Gordon.— Volvió a garabatear varios conceptos y direcciones en el papel hasta que escucho el segundo claxon. Comenzó a escribir mas deprisa. 

IMPRIMACION ☾ SAM ULEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora