CAPITULO 16: Nieves derretidas.

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Valerie se hallaba sentada junto a Sam en el sofá. 

Durante semanas, había intentado reprimir aquel océano de recuerdos para centrarse solo en el miedo que había dejado atrás. No quería recordar a Ryan,no quería pensar en él. Quería eliminarlo de sus pensamientos, simular que jamás había existido. Pero él siempre estaría allí. Sam había permanecido callado durante todo el relato, con las piernas orientadas hacia Valerie. Ella le había hablado entre lágrimas, aunque él dudaba que ella fuera consciente de estar llorando. Se lo había contado todo sin emoción, casi como en un estado de trance, como si aquellos hechos le hubieran sucedido a otra persona. 

Sam sentía náuseas y enfado cuando ella acabó el relato. Él había oído versiones de la misma historia antes, pero esta vez era diferente. No era simplemente una víctima, era la mujer de la que se se habia imprimado. Le puso un mechón de pelo detrás de la oreja.

Al notar su tacto, Valerie dio un respingo antes de relajarse. La oyó suspirar, cansada ahora.Cansada de hablar. Cansada del pasado. 

 —Hiciste lo correcto al marcharte —adujo él, con un tono suave. Comprensivo.

Val necesitó un momento para hacer acopio de fuerzas y responder:

 —Lo sé. 

 —Tú no tienes la culpa de nada.

Ella clavó la vista en un punto lejano en la oscuridad. 

 —Sí que la tengo; me lo busqué. Yo elegí a mi marido, ¿recuerdas? Me casé con él. Dejé que pasara una vez, y luego otra, y después ya fue demasiado tarde. Seguí cocinando para él y limpiando la casa para él. Me acostaba con él cada vez que él quería. Incluso procuré hacerle creer que me encantaba acostarme con él.

Sam apretó la mandíbula con intención de calmarse. 

—Hiciste lo necesario para sobrevivir —la reconfortó

 Ella volvió a quedarse callada.

—Jamás pensé que me pudiera pasar algo así, ¿sabes? Mi padre era un alcohólico, pero no era violento. Yo me sentía tan... desamparada. No sé por qué dejé que pasara. 

 La voz de Sam era suave. 

 —Porque una vez lo amaste. Porque creíste en él cuando te prometió que no volvería a pasar. Porque él gradualmente se fue volviendo más violento y controlador, tan poco a poco como para que tú confiaras en que cambiaría, hasta que al final te diste cuenta de que eso nunca iba a suceder.

Valerie escuchó sus palabras; inspiró hondo y bajó la cabeza mientras sus hombros subían y bajaban a causa de los sollozos. Su angustia era tan patente y desgarradora que a Sam se le cerró la garganta con rabia al pensar en todo lo que ella había tenido que soportar y con tristeza al ver que aún seguía atrapada en aquella pesadilla. Quería estrecharla entre sus brazos, pero sabía que en ese momento estaba haciendo precisamente lo que ella le pedía: que la escuchara.La veía tan frágil, tan vulnerable... Pasaron varios minutos antes de que se calmara y dejara de llorar. Tenía los ojos rojos e hinchados.

—Siento haberte contado todo esto —se disculpó ella, con la voz entrecortada—. No debería haberlo hecho. 

 —Me alegro de que lo hayas hecho.

—La única razón por la que he decido hacerlo es porque ya lo sabías. 

 —Lo sé. 

 —Pero no necesitabas saber los detalles de lo que me he visto obligada a hacer. 

 —No pasa nada. 

 —Lo odio —soltó ella—. Pero también me odio a mí misma. Por eso he intentado decirte que esto no era buena idea. No soy la persona que creías. No soy la mujer que crees que conoces.

IMPRIMACION ☾ SAM ULEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora