CAPITULO 15: Seguir tu corazón.

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Las palabras de Sam habían sido inesperadas. Casi incomprensibles. ¿El quería conocerla?

—Sam..., yo... 

 Él sacudió la cabeza. 

 —No tienes que decir nada... 

Valerie no lo dejó acabar. 

 —Pero quiero hacerlo, ¿sabes? —se relamió los labios. Con los ojos brillantes a causa de una emoción desconocida—. Sé adónde conduce esto, y no quiero hacerte daño. —Exhaló, procurando calmarse antes de pronunciar las siguientes palabras—. No puedo comprometerme a nada. No puedo decirte dónde estaré mañana, ni mucho menos de aquí a un año. La primera vez que huí, pensé que sería capaz de hacer borrón y cuenta nueva, de empezar de cero. Y me equivoqué.  

Sam sintió que algo se derrumbaba en su interior. 

 —¿Me estás diciendo que te vas a ir? 

 —¡No! —Valerie sacudió la cabeza con vehemencia—. Estoy diciendo que no quiero hacerlo, y eso me da miedo, porque sé que en el fondo de mi corazón no debería quedarme. Mereces a alguien en quien puedas confiar. Y tal como te he dicho, hay muchas cosas que no sabes de mí. 

 —Pero eso no importa —insistió él. 

 —¿Cómo puedes estar tan seguro?

 En el incómodo silencio que se formó a continuación, Sam podía oír el acelerado corazón de Valerie. 

—Porque me conozco bien —confesó al final, dándose cuenta de que estaba enamorado de ella. Amaba a la Valerie que había conocido y a la que nunca había tenido la oportunidad de conocer. 

 —Sam..., no puedo... 

 —Valerie —susurró él, y por un momento, ninguno de los dos se movió. Ella exhaló, como si estuviera soltando un lastre muy pesado que la había asfixiado durante mucho tiempo, y cuando alzó la vista para mirarlo, de repente tuvo la impresión de que todos sus temores eran infundados. 

Con los últimos rayos del sol languideciendo en el horizonte, la luz natural se empezó a extinguir. Sam se fijó en cómo la suave brisa jugueteaba con malicia con los mechones de su melena. Su piel había adoptado un brillo ambarino; vio cómo su pecho subía y bajaba sutilmente, mientras respiraba. Ambos continuaron mirándose a los ojos, como si fuesen las únicas dos personas en el mundo. 

Por primera vez, después de un largo silencio, Valerie hablo:

—Estoy casada...

—Lo sé —susurró él. 

 —¿Y no te importa? 

 —No es la situación ideal, pero yo tampoco soy perfecto. Tu me aceptaste a pesar de mis defectos y lo que soy. Por eso estoy seguro de que podre soportar cualquier situación que se nos presente. 

Sus caras se acercaron aún más. Valerie notó sus cuerpos unidos mientras Sam alzaba una mano para acariciarle el pelo. La tocaba con suavidad y gentileza, de una forma totalmente desconocida para ella. Valerie observó, maravillada, cómo él entornaba los ojos, casi a punto de cerrarlos, entonces...

—No puedo...—susurró al fin ella, esperando que él no se enfadara ante aquella confesión —En serio, lo siento, yo...

—Lo entiendo —susurró él—. De todos modos, es imposible que este día pudiera ser más especial de lo que ya ha sido. 

 —Pero estás decepcionado. 

Sam le apartó un mechón de la cara. 

 —Tú no puedes decepcionarme. Eso es imposible.

IMPRIMACION ☾ SAM ULEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora