CAPITULO 18: Pobre alma en desgracia.

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ACTUALIDAD...

—Oye, Gordon, ¿puedes venir un momento a mi despacho? —le dijo el oficial Swan, invitándolo a pasar con un gesto de la mano. 

Ryan estaba a punto de sentarse en su silla. Sus compañeros lo siguieron con la vista. A Ryan le dolía la cabeza y no quería hablar con Swan a primera hora de la mañana, pero no estaba preocupado. Era bueno con los testigos y las víctimas; sabía cuándo un criminal mentía;llevaba a cabo un montón de arrestos; y a los criminales a los que arrestaba normalmente los condenaban.

Charlie le hizo una señal para que se sentara en la silla; a pesar de que Ryan no quería, tomó asiento y se preguntó porqué diantre le estaba pidiendo que se sentara; normalmente se quedaba de pie cuando hablaba con su jefe. El dolor en las sienes era tan intenso como si le estuvieran clavando la punta de un lápiz afilado. 

Swan lo miró con intensidad durante un instante. Al cabo de unos segundos, se puso de pie y cerró la puerta antes de apoyarse en la punta de la mesa.

 —¿Cómo estás, Ryan? 

 —Bien —contestó. Quería cerrar los ojos para aliviar el dolor, pero podía ver que Swan lo escrutaba fijamente—. ¿Qué pasa? 

 Charlie se cruzó de brazos.

—Te he llamado para decirte que hemos recibido una queja. 

 —¿Una queja? 

 —Sí, y muy seria, Ryan. De parte de Asuntos Internos. De momento quedas suspendido de tus funciones, pendiente de una investigación. 

 Las palabras se le mezclaban en la cabeza. Aquello no tenía sentido, al menos no al principio. Se fijó en la expresión de el y deseó no haberse despertado con ese horroroso dolor de cabeza y no haber recurrido a tanto vodka. 

 —¿De qué está hablando? 

 Charlie alzó varias hojas de su mesa.

—El asesinato Finnegan —dijo Swan—. El pequeño que murió por un disparo que pasó a través del suelo, a principios de este mes. 

 —Lo recuerdo. Tenía ketchup en la frente. 

 —¿Qué? 

 Ryan parpadeó incómodo. 

 —El chico. Así es como lo encontramos. Fue horrible. A los demás le afectó mucho. 

El oficial Swan frunció el ceño. 

 —Llamaste a una ambulancia —prosiguió. 

Ryan aspiró aire hondo y lo soltó poco a poco. Concentrándose. 

 —Era para la madre —explicó—. Estaba fuera de sí, obviamente, y se abalanzó sobre el tipo que había disparado. Forcejearon y ella cayó rodando por las escaleras.Llamamos a la ambulancia de inmediato... Por lo que sé, se la llevaron al hospital. 

 Swan continuaba mirándolo fijamente, hasta que al final dejó las hojas a un lado. 

 —Tú hablaste con ella antes, ¿no es cierto?

—Lo intenté..., pero estaba realmente histérica. Intenté calmarla, pero enloqueció. ¿Qué más puedo decir? Todo está en el informe que redacté. 

Charlie volvió a coger las hojas de su mesa. 

 —Ya he leído tu informe. Pero la mujer alega que tú la incitaste a empujar a aquel tipo por las escaleras.

—¿Qué? 

Charlie leyó un párrafo de una de las hojas. 

 —Declara que tú te pusiste a hablarle de Dios y que le dijiste que ese hombre era un pecador y que merecía ser castigado porque la Biblia decía: «No matarás». Según la mujer, también le comentaste que debía ser ella la que se tomara la justicia por su mano, porque los que cometen delitos merecen ser castigados. ¿Te suena?

IMPRIMACION ☾ SAM ULEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora