EXTRA 2: Aqui y ahora.

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Hay muchas formas sutiles en que las mujeres se protegen incoscientemente a lo largo del dia; se protegen de las sombras, de depredadores invisibles. De las fabulas y leyendas urbanas. De hecho, son estrategias tan sutiles que casi ni se dan cuenta de que lo hacen.

Salir del trabajo antes de que anochezca. Sujetar el bolso contra el pecho con una mano, sostener las llaves entre los dedos cual arma, mientras arrastran los pies hacia el coche aparcado estrategicamente bajo las luces de la calle por si no han podido salir del trabajo antes de que anochezca. Escudriñar el asiento trasero del coche y los alrededores antes de entrar y bloquear las puertas.

Valerie habia aprendido a hacer eso toda su vida... hasta que apareció Ryan. La primer persona con la cual ella se sintió segura y no sintió necesidad de realizar ese protocolo tan estricto. El la pasaba a buscar siempre a la salida del trabajo; compartian el dia y la noche juntos. Val no tenia motivos para temer.

O eso creia ella.

Creía que sabia lo que eran los monstruos. Como de esos que se esconden bajo tu cama, o en el closet, o incluso detras de la cortina del baño.

Pero no fue así. 

De un dia para el otro, el concepto del miedo la invidió con una fuerza que su cuerpo nunca habia experimentado. Una fuerza asfixiante que le dolia hasta respirar. Y en ese momento de irrupción, entendió que los monstruos no se escondian por esos lares. No eran sombras ni cosas invisibles que acechaban rincones oscuros.

No, los verdaderos monstruos se movian a la vista de todos. Y a pesar de que ya habian pasado casi diesisiete años desde que se instaló en la reserva de Forks junto a su esposo y sus dos hijos, Alison y Josh, a veces le volvian a agarrar pequeños temblores en las manos al rememorar los hechos vividos en ese lugar.

—Mamá. 

Valerie parpadeó y giró a ver a su hija. Estaban en el estacionamiento de la escuela y Alison la miraba con el ceño fruncido.

—¿Que sucede?

—¿Estas bien?—preguntó su hija desde el asiento de copiloto. Ambas esperaban que Josh saliera de la escuela para ir a casa.

Valerie sonrie y le coloca a su hija un mechon de cabello detras de la oreja. Sabia que a ella no le gustaba, pero no podia evitar hacerlo.

—Si cariño, estoy bien. Solo algo cansada por el trabajo.

Alison se cruzó de brazos y enfocó su vista hacia la institución. No estaba del todo convencida con lo que habia dicho su madre.

—Deberias dejar que condujera yo—reclamó.

—De acuerdo. Cuando tengas dieciseis y licencia de conducir.

—Me quedan tres meses para cumplir los años. 

—Pues en tres meses y con tu licencia de conducir hablamos.—le dijo, logrando que Alison resople y se hunda aun mas en el asiento—Conducir sin registro no es un juego, Ali. Pueden arrestarte por eso o incluso demandarte.

—¿Realmente piensas que se preocupan por eso hoy en dia?. Mamá, he visto a miles de chicos conducir  asi y nunca les pasó nada, y tampoco los frenó la policia. Solo quiero poder ir a la escuela sola sin necesidad de que me traigan mis padres. —se quejó con impaciencia.

Valerie la miró.

— ¿No querrás decir que prefieres pasar toda la noche en los clubes? No soy ingenua, Alison. Yo sé lo que pasa en ese tipo de lugares.

— Yo no hago nada malo, Mamá.

— ¿Qué pasa con tus notas? ¿Y tu toque de queda? ¿Y...?

— ¿Podemos hablar de otra cosa? — Interrumpió— O mejor aún, no hablemos de nada, ¿de acuerdo?

IMPRIMACION ☾ SAM ULEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora